Paul A. Volcker (segunda etapa)

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La segunda etapa de Volcker al frente de la Reserva Federal fue mucho más tranquila. La inflación se situó por debajo del 4 por ciento, mientras el PIB aumentaba a un ritmo del 4 por ciento anual en términos reales; y la tasa de desempleo se reducía paulatinamente hasta alcanzar una cota cercana al 5 por ciento.

Pese al éxito conseguido en lo referido a la reducción de la inflación la ‘Volcker Desinflation’ sigue siendo objeto de debate y de controversia entre los economistas. Uno de estos debates gira en torno a la importancia de los efectos depresivos que tuvieron las restricciones monetarias sobre la economía real y a qué tipo de modelos explican mejor lo ocurrido. Respecto a lo primero, las razones del fuerte impacto sobre el sector real, el propio Volcker lo atribuyó en su momento a la falta de confianza del público en la continuidad de las medidas restrictivas. Después de décadas de permisividad monetaria y de políticas contracíclicas, los agentes seguían previendo tasas de inflación elevadas, y actuaban en consecuencia en sus negociaciones salariales o en la fijación de precios de los productos. Esta hipótesis ha sido recientemente ratificada por estudios específicos.

La dificultad para generar un cambio de expectativas en el público y sus consecuencias han dado lugar a un agrio debate entre defensores de diferentes modelos económicos. Mientras economistas conservadores y defensores de los modelos de expectativas racionales, señalan el éxito de las medidas de Volcker como el fin de las políticas de inspiración keynesiana, los herederos intelectuales del gran economista inglés defienden que sus modelos resultan mucho más ajustados a lo ocurrido en estos años que no los esgrimidos por sus oponentes. Ambas posiciones parecen defendibles. Por un lado los modelos de expectativas racionales hubieran previsto una rápida adaptación de los agentes al cambio de política monetaria, que no se dio. Por otra parte parece claro que si bien los modelos keynesianos se ajustaban mejor al movimiento de las variables, no fueron capaces de aportar soluciones válidas a la estanflación de la década de 1970. Es indudable que las medidas adoptadas por Paul A. Volcker se convirtieron en elemento central de una nueva política económica de corte radicalmente conservador, que encontró en el presidente Ronald Reagan y la primera ministra británica Margaret Teatcher sus adalides políticos.

Finalmente, no debemos olvidar que, al margen de las decisiones vinculadas a la política monetaria, la etapa de Paul Volcker al frente de la FED se caracterizó por la introducción de importantes cambios en la normativa reguladora de la actividad bancaria, incluidas las funciones atribuidas a la propia FED.

La más importante de estas disposiciones fue la Depository Institutions Deseregulation and Monetary Control Act de 1980. Esta ley tenía dos partes totalmente distintas. La primera de ellas estaba dedicada a reforzar el control monetario de la FED. La gran innovación fue establecer que las entidades de depósito de todo tipo debían mantener un nivel de reservas establecido por la Reserva Federal. Hasta entonces menos del 40 por ciento de las entidades bancarias de depósito estaban bajo la supervisión de la FED. Esta parte de la ley fue calificada por el propio Volcker como “[one of] the most important pieces of financial legislation enacted in this century….strengthening the Federal Reserve’s ability to implement monetary policy by providing an equitable universal system of reserve for depository institutions…

La segunda parte de ley, dedicada propiamente a la normativa bancaria, significó un notable avance en el proceso de desregulación iniciado años antes. En este caso el cambio más relevante fue la autorización otorgada a las entidades reguladas para poder remunerar los depósitos de sus clientes. Se trataba de poner las bases de un mercado de depósitos en el que un hubiera discriminación entre los distintos tipos de entidades.

La ley incluyó también medidas específicas de liberalización para las Savings and Loan Associations, cuya finalidad última era facilitarles acceso al mercado de capitales. Estas entidades estaban sufriendo enormes tensiones al tener concedidos créditos hipotecarios a largo plazo e intereses reducidos, mientras como consecuencia de la política monetaria restrictiva solo conseguían fondos a tasas de interés muy superiores. Las medidas incluidas en la ley de 1980 no obtuvieron los resultados esperados y en 1982 se aprobó una segunda ley todavía más liberal que abrió la puerta a que aparecieran comportamientos oportunistas y especulativos. Al fin, muchas de estas entidades entraron en crisis y el problema acabó superando la capacidad de la entidad aseguradora de sus depósitos, ocasionando pérdidas muy notables para el erario público.

Pese a su firme defensa de la ortodoxia monetaria, Paul Volcker no ha sido nunca partidario de liberalizar en exceso la actividad bancaria. Durante su segundo mandato introdujo reformas para asegurar el control de la FED sobre el riesgo asumido por las entidades bancarias y se opuso frontalmente a los intentos de autorizar a los bancos comerciales a suscribir títulos privados o a participar en negocios inmobiliarios. Su escepticismo respecto a la ingeniería financiera queda reflejado en su famosa afirmación de que la única innovación financiera reciente realmente útil han sido los cajeros automáticos.

Desde su salida de la Reserva Federal, en Agosto de 1987, Paul Volcker ha ocupado numerosos puestos de responsabilidad tanto en el sector público como en el privado. Fue presidente de la National Commission on Public Service y del Board of Trustees of the International Accounting Standards (2000-2005). En el ámbito privado fue socio director de James D. Wolferson, una firma dedicada los servicios financieros internacionales. En febrero de 2009, Volcker fue escogido por el presidente Obama para encabezar el President’s Economic Recovery Advisory Board, encargado de asesorar al presidente en temas relacionados con la crisis económica. Desde esa posición Paul Volcker lanzó una campaña a favor de restringir las actividades de los bancos, prohibiendo determinadas operaciones que implicaban elevado riesgo y ningún beneficio para los clientes. Volcker creía que la crisis de 2007 era fruto en parte de operaciones demasiado arriesgadas que los bancos adoptaron para asegurar su rentabilidad. La llamada Volcker Rule fue inmediatamente rechazada por los bancos y por los partidarios de la total libertad financiera, una oposición que acabó ante los tribunales. Pese a todos estos inconvenientes, la ley que contenía la Volcker Rule fe aprobada en 2014 y se va desplegando progresivamente.

Esta actitud independiente, de desconfianza respecto a la actividad bancaria, y su defensa de una estricta supervisión por parte del estado, explica que el hombre que implantó efectivamente una política monetaria ortodoxa no cuente con el reconocimiento del movimiento conservador norteamericano.

Referencias:

Federal Reserve History (artículos diversos) http://www.federalreservehistory.org/

– Entrevista a Paul Volcker en el programa ‘Commanding Heights’ de la PBS, 26.9.2000 http://www.pbs.org/wgbh/commandingheights/shared/minitext/int_paulvolcker.html

– Paul Krugman, “Keynesians and the Volcker Disinflation”, The New York Times, 30.12.2014 http://krugman.blogs.nytimes.com/2014/12/30/keynesians-and-the-volcker-disinflation/?_r=0

– Paul Volcker, Statement before the Subcommittee on Domestic Monetary Policy, 15.5.1980 https://fraser.stlouisfed.org/scribd/?item_id=8219&filepath=%2Fdocs%2Fhistorical%2Fvolcker%2FVolcker_19800515.pdf#scribd-open

– William L. Silber, Volcker: The Triumph of Persistence. Bloomsbury Press, Nueva York, 2012.

– M. Goodfriend and R.G. King, “The Incredible Volcker Disinflation”, Journal of Monetary Economics, 52 (2005), p. 981-1015.

Carles Sudría. Universidat de Barcelona.

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