Tiramos de tarjeta

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Fue una auténtica revolución, similar a la aparición del teléfono móvil o internet. Las primeras tarjetas de crédito llegaron a España en 1971. Ese año, 742.000 personas podían comprar en 5.200 comercios por un importe máximo de 25.000 pesetas.

Hoy, 45 años después, y según datos del Banco de España, se estima que en nuestro país se encuentran activas alrededor de 69 millones de tarjetas (44 millones de crédito y 25 millones de débito), lo que representa una media aproximada de dos tarjetas por persona, un poco por encima de la media de Europa, donde se calcula que hay 766 millones de tarjetas, una y media por persona. Es sólo una estimación porque, mientras algunas manejan 3 ó 4, otras no las utilizan, como las personas mayores o los jóvenes. Entre estos últimos es frecuente la tarjeta de débito, que les va restando a medida que van pagando, de forma que controlan mejor sus gastos y evitan llevar dinero encima. Los adultos con ingresos suelen poseer tarjetas de crédito y pagan la cuota de todo lo gastado durante el mes.

Y … ¿para qué las usamos? Prácticamente para todo, aunque, según los mismos datos del Banco de España, tiramos de tarjeta al pagar, sobre todo, en grandes superficies, supermercados, comercios, agencias de viajes, hoteles, billetes de avión, restaurantes, farmacias, joyerías, alquileres de coches, ocio y espectáculos. La utilizamos habitualmente porque es la forma más cómoda de pagar, porque podemos sacar dinero del cajero y porque nos permite hacer compras por internet, una tendencia a la que ya se ha sumado el 70% de los españoles.

Así pues, hoy en día, la tarjeta de crédito se ha vuelto tan imprescindible en nuestro día a día como las llaves o el móvil, hasta el punto de que no salimos de casa sin ella y perderla es un verdadero quebradero de cabeza. Además, al quedar registro de todas las operaciones que hacemos, es ideal para saber cuánto y en qué nos hemos gastado el dinero.

La popularidad de las tarjetas, originalmente ofrecidas por el banco al abrir una cuenta, ha hecho que muchas empresas se suban al carro del dinero de plástico. Así nos encontramos que el supermercado, la aseguradora o nuestra operadora móvil nos ofrece también tarjetas de crédito con aparentes ventajas, descuentos o acumulación de puntos. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha advertido contra esta práctica cada vez más habitual: al riesgo que supone perderlas y que hagan un uso fraudulento con ellas, se suma el peligro que supone contar con un crédito más amplio a nuestras posibilidades, lo que implica una mayor probabilidad de sobreendeudamiento.

Sin embargo, el pago con tarjeta parece que tiene los días contados gracias a las nuevas tecnologías que están potenciando el pago a través de los móviles. España es uno de los países europeos en el que las compañías telefónicas y los bancos están destinando más recursos para desarrollar este nuevo servicio. Uno de los motivos es que contamos con una mayor penetración de smartphone por habitante.

Los nuevos móviles ya permiten la integración de todas las tarjetas virtuales en un único wallet -sistema que ofrece la posibilidad de aglutinar todas las cuentas en una única aplicación- y operar como si se llevase el dinero en una cartera. El usuario simplemente tiene que acceder a una aplicación donde puede enlazar sus tarjetas de crédito y débito en una sola solución. Para pagar, tan solo hace falta que el personal active el terminal de punto de venta y que este acepte pagos sin contacto. El usuario abre la aplicación, acerca el móvil al lector y posando el dedo sobre el lector de huellas dactilares pondrá en marcha la transacción.

Según el estudio “El pago móvil con tecnología NFC crece en España” de Mastercard, un 10% de los usuarios ya realiza pagos con su móvil. Los grandes comercios fueron los pioneros en integrar esta nueva modalidad de pago el año pasado y actualmente es posible comprar de este modo en más de 700.000 establecimientos cuyos principales clientes suelen ser los millenials (jóvenes de entre 18 y 24 años).

Lejos de desaparecer, las tarjetas de crédito seguirán aumentando puesto que son necesarias para incorporarlas a la aplicación wallet. Donde sí desaparecerán será de nuestras carteras porque pronto ya no necesitaremos llevarlas encima.

Autora: Elvira Calvo (20 de septiembre 2016)

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