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02/10/2013 | FxM – Hugo Vázquez

“No soy un perfeccionista, pero me gusta sentir que las cosas están bien hechas… Estoy convencido de que no hay límites para el aprendizaje, y de que siempre se puede seguir aprendiendo a cualquier edad”.

Cuando vemos que alguien tiene el “talento natural” que le permite desempeñarse mejor que el promedio en alguna actividad, quizás pensamos que solo requiere practicar más para llegar a la cima. Pero estamos equivocados, se requiere algo más que talento y práctica para llegar a estar entre los mejores, también hace falta tener enfoque, deseo de superación y reconocer que necesitamos a alguien que nos oriente para poder desarrollar todo nuestro potencial.

¿Y cuando somos “personas normales”, qué podemos hacer para destacar? Quizás precisamente por ser “normales” no destacamos… En estos casos un entrenador o un coach, un orientador o un consejero sea doblemente necesario para sacar el mejor partido de nuestras aptitudes y para minimizar nuestras debilidades.

Cuando el coordinador de un posgrado analizaba los CV de los alumnos que se habían preinscrito a su curso, se daba cuenta de que en la mayoría de los CV había fallos que se habrían podido evitar o corregir. Había desde errores básicos de ortografía y redacción, hasta de orden en la presentación de la experiencia profesional. También solía faltar el incluir las actividades extra académicas (deportivas y sociales) para dar una imagen más completa de la persona que presentaba ese CV.

Contaba un ingeniero de una empresa de automoción en Cantabria que decidió realizar un experimento para saber si las personas que le habían solicitado empleo estarían interesadas en saber la razón por la cual no habían sido contratadas, en otras palabras, darles la oportunidad de conocer los puntos débiles encontrados en su CV para que pudieran reforzar sus capacidades y habilidades de manera que pudiesen mejorar sus posibilidades de conseguir empleo.

Contactó vía correo electrónico con 250 de los candidatos ofreciéndoles una entrevista por Skype para comentar su CV y solo tuvo respuesta positiva de uno de los candidatos; solo uno de doscientos cincuenta. ¿Y los doscientos cuarenta y nueve restantes? ¿Quizás ya habían encontrado trabajo…? Sabiendo la situación del mercado laboral español y la falta de interés o valor para enfrentarnos a nuestras carencias es altamente probable que prefirieran no pasar por una sesión donde se analizaran los puntos débiles de su perfil profesional.

Si prácticamente todas las universidades tienen un servicio de orientación e información de empleo al cual pueden recurrir los estudiantes para optimizar la presentación de su CV ¿Qué es lo que falta hacer para que los estudiantes aprovechen este servicio? ¿O esa automotivación para buscar orientación y consejo para potenciar nuestras capacidades y habilidades está reservada para los que tienen un talento natural que los hará destacar?

¿Se puede hacer algo para inculcarle a la generación 2.0 algo de ese espíritu de autocrítica, mejora y superación que guía a Cristiano Ronaldo, cuya cita encabeza este escrito?

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