Adam Smith

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Biografía

Profesor universitario, funcionario de aduanas, tutor del tercer Duque de Buccleuch, Adam Smith es uno de los principales pensadores de la Ilustración Escocesa. En realidad, poco se sabe de su vida personal y existen apenas algunas biografías que han ido cambiando la imagen que nos hemos hecho de este pensador a través del tiempo. De las pocas anécdotas personales que conocemos, tenemos la idea de que su vida no estuvo marcada por eventos notables, tal vez con la excepción de la muerte de su padre poco antes de su nacimiento, pero su curiosidad intelectual y trabajo constante lo asociaron con las principales figuras de la transformación intelectual de su tiempo.

Hijo de Adam Smith, funcionario público de alto rango, primero en ocupar el cargo de Juez Defensor (Judge Advocate) de Escocia y Controlador de Aduanas del distrito de Kirkcaldy, y de Margaret Douglas, hija de un gran propietario de tierras en Escocia. Hijo único de su madre, tuvo una relación lejana con los hijos del primer matrimonio de su padre y nunca se casó. Su relación con su madre marcó su vida personal y su muerte en 1784 lo sumió en una depresión profunda al punto de caer enfermo. En 1788 sufrió la pérdida de su prima Janet Douglas, quien se había unido al hogar de Smith y hacía parte de sus afectos más cercanos. Estas dos pérdidas lo hundieron en una tristeza de la cual no parece que se recuperase. Pocos días antes de su muerte, pidió quemar todos sus manuscritos no publicados, con excepción de algunos textos de juventud, entre ellos la Historia de la Astronomía, lo que nos deja con tres escritos revisados por él. La Teoría de los Sentimientos Morales (1759), la Investigación sobre la Naturaleza y Causa de la Riqueza de las Naciones (1776), y algunos ensayos no todos terminados incluyendo la citada Historia de la Astronomía (1980), nos permiten acercarnos a este filósofo moral, pensador de su tiempo y conceptualizador de las dinámicas y los retos de la economía liberal de mercado.

Contrario a esta primera imagen de un solitario pensador cuyos afectos estaban ocupados únicamente por sus familiares más cercanos, Smith parece haber sido un exitoso y reconocido intelectual de su tiempo, activo en los círculos ilustrados, buen administrador y respetado miembro de la sociedad escocesa. Su fama no sólo lo convirtió en una figura central de la época, sino que también le permitió incrementar sus ingresos y vivir cómodamente, haciéndose cargo de su madre y su prima y abriendo su casa, decorada con una voluminosa biblioteca reputada por tener unos 3.000 volúmenes bellamente empastados, a reuniones y recepciones frecuentes.

Su carrera intelectual empezó en la escuela primaria en Kirkcaldy de donde pasó, en 1737, a la Universidad de Glasgow y, luego en 1740, al Balliol College, en la Universidad de Oxford. Su destacado paso por la primera Universidad le permitió obtener una beca, llamada una Snell Exhibition, que le permitió llegar a la segunda. Mientras en Glasgow desarrolló su interés por las lenguas y las matemáticas y su pasión por la filosofía moral en clases con Francis Hutcheson, su paso por Oxford no parece haberle dejado muy gratos recuerdos pues los temas de estudio no le parecían particularmente interesantes. Sin embargo, fue allí donde tuvo tiempo para leer atentamente las obras de David Hume, lo cual también le acarreó problemas con sus profesores, pues no formaba parte del corpus que se enseñaba en ese momento y tenía poca acogida en Oxford. Su paso por las dos universidades, incluso en una época que parece ser de las menos gloriosas para la Universidad inglesa, expusieron a Smith a una educación de la más alta calidad y, especialmente en Glasgow, con destacados profesores del momento. La pregunta sobre la sociabilidad humana como base de la organización social, económica y política, acompañó a Smith desde los primeros años de su educación. El contraste entre una ciudad pujante y en plena expansión económica, social y cultural, como Glasgow, y el ambiente jerárquico y tradicional de Oxford también fue importante en la formación de Smith y en su decisión de hacer su carrera en Escocia.

En 1746 regresó a Kirkcaldy a vivir con su madre a la espera de un empleo permanente. En 1748 impartió su primera conferencia sobre retórica y jurisprudencia, ya bien entrenado en la filosofía de Hume y de Hutcheson, quienes serían sus principales influencias. Para 1752 Hume y Smith ya eran amigos cercanos. Gracias a la invitación de Henry Home, más tarde Lord Kames, Smith empezó sus conferencias públicas en Edimburgo elaborando sobre la filosofía de Hume, utilizando los principios de justicia y de propiedad para discutir asuntos de particular interés en el momento, como eran la constitución política de la sociedad y su jurisprudencia. Estas conferencias le abrieron las puertas del sofisticado mundo intelectual de Edimburgo y cimentaron su carrera universitaria.

La vibrante vida comercial de Glasgow presentaba una interesante rivalidad con Edimburgo y su enriquecimiento también se reflejaba en la vida de la Universidad inmersa, como buena parte de las universidades en Escocia, en una controversia entre la ortodoxia presbiteriana y las corrientes reformistas y modernizantes. Bajo la influencia y el patronazgo del Conde de Islay, una de las figuras políticas más destacadas de la época en Escocia, 3er Duque de Argyll desde 1742, la Universidad de Glasgow se renovó con profesores de Lógica y Metafísica, Filosofía Moral y Filosofía Natural. El Conde de Islay apoyó las candidaturas de Francis Hutcheson como profesor de Filosofía Moral en 1729, al igual que la de Smith, para el cargo de profesor de Lógica y Metafísica que obtuvo en 1751, justo cuando estaba ofreciendo sus conferencias públicas en Edimburgo. En 1752, Smith sucedió a su profesor Francis Hutcheson como profesor de Filosofía Moral de la Universidad de Glasgow, una de las más prestigiosas del norte de Europa en la época. La Universidad era especialmente reconocida por su programa de filosofía, diseñado por Hutcheson. Smith permaneció como profesor en esta Universidad hasta 1763, cuando renunció, para acompañar como su tutor al Duque de Buccleuch en un viaje por Europa entre 1764 y 1767.

Además de su trabajo académico, Smith también desempeñó tareas administrativas. Estuvo encargado de la biblioteca de la Universidad, de la construcción, reconstrucción y adecuación de varios edificios, actuó como Tesorero en varios frentes y llegó a ocupar los cargos de Cuestor, Decano y Vicerrector. Estas capacidades administrativas le fueron de gran ayuda cuando se unió al servicio público como Comisionado de Aduanas en 1778.

Durante sus años como profesor universitario, Smith escribió y publicó su primera gran obra, la Teoría de los Sentimientos Morales (1759), que fue un éxito editorial inmediato. Al respecto, su amigo Hume le envió una carta muy citada, donde de manera burlona y con largas interrupciones para aumentar el suspense, reporta la muy favorable acogida del libro. Edmund Burke fue uno de los primeros comentaristas de la obra, publicando una reseña en el Annual Register. Sin duda, su fama como gran profesor se extendió hasta Europa y llevó a amigos de Voltaire como Théodore Tronchin a enviar a su hijo a estudiar con él. Además, preparó al público para esperar con expectativa su primera publicación. Por sus cursos pasaron personajes influyentes de la vida política escocesa y es factible que, a través de sus lecciones sobre las ventajas del libre comercio, encontrara oídos abiertos y atentos tanto a sus enseñanzas sobre la sociabilidad humana como sobre las los beneficios del mercado abierto, especialmente en una ciudad como Glasgow donde el intercambio marítimo era prácticamente la principal fuente de riqueza.

En su primer libro, Smith explica el sistema de la simpatía para dar cuenta de las relaciones sociales entre individuos y del origen de nuestros sentimientos morales. De esta manera avanza sobre la génesis de las principales instituciones sociales, en especial de la justicia. En oposición, pero a la vez construyendo sobre las grandes teorías de su época —incluyendo, especialmente, a Mandeville y a Rousseau—, Smith presentó una visión alternativa, en línea con el análisis de los ilustrados escoceses, pero yendo aún más allá, sobre la naturaleza humana, la construcción y gobierno de la sociedad. La idea de la comunicación afectiva a través de la simpatía, de nuestra capacidad de reconocer, identificarnos y ponernos en el lugar del otro, se convirtió en el sistema de Smith en el pilar de la explicación del funcionamiento social, dentro del cual las tendencias naturales a intercambiar y a mejorar la condición propia llevaban al desarrollo natural de la opulencia frente a cualquier política económica opuesta al libre mercado.

Después de la publicación de esta obra, Smith revisa sus lecciones y consagra una mayor cantidad de tiempo a los principios de jurisprudencia y de economía política. De esta manera, Smith presenta los tres pilares de su sistema de libertad natural, sobre el que trabajaría el resto de su vida. La Teoría de los sentimientos morales, así como testimonios orales y apuntes de sus clases, muestran que Smith contaba con una elaboración bastante avanzada de su sistema de libertad natural antes de 1763, e incluso antes de su primera publicación en 1759. Este detalle resulta de interés pues parece indicar que precede a la publicación del Ensayo de Cantillon de 1755 y de las entradas para la Enciclopedia de Quesnay de 1756 y 1757, así como de su Tableau Œconomique publicado en 1758, aunque es poco probable que Smith haya tenido acceso a este último libro de restringida circulación. Es decir, Smith estaba al tanto de los grandes temas de debate de la época y desarrolló su propio sistema, con los elementos fundamentales de lo que después aparecería en la Investigación sobre la Naturaleza y Causas de la Riqueza de las Naciones publicada en 1776, desde sus primeras conferencias en Edimburgo.

Pero antes de esta publicación de economía política, Smith se embarcó como tutor del Duque de Buccleuch en 1764 en un viaje por Europa. Se encontraron en Londres en febrero y viajaron juntos hasta octubre de 1766, años en los cuales formaron una amistad que perduraría hasta la muerte. Después de una breve estancia en París, Smith y su alumno pasaron más de un año en Toulouse en un proceso de educación intensivo donde pudieron acceder a los círculos sociales y literarios gracias a la introducción del Abate Colbert, Vicario General de Toulouse. Después de este periodo, los dos escoceses visitaron Ginebra y París y estuvieron en Alemania. Durante su estadía de dos meses en Ginebra y otros nueve en París, pudieron conocer a figuras destacadas de la Ilustración europea. David Hume, secretario de la embajada británica en París entre 1763 y 1766, tenía muy buenas relaciones con los políticos e intelectuales de la ciudad; y su reputación como filósofo y buen comensal ayudó a preparar el terreno para Smith, quien, de todas maneras, era conocido como el autor de la Teoría de los Sentimientos Morales. Así, Smith y su pupilo frecuentaron los salones más importantes de París y conocieron a buena parte de los protagonistas de la vida política, social y cultural de Francia del momento. Smith trabó amistad con Turgot, Morellet, Necker, d’Alembert, asistió regularmente a las famosas comidas del Barón d’Holbach, a las reuniones en la casa de Adrien Helvétius y con el círculo de Quesnay, así como a los salones de la Condesa de Boufflers y de Mme. de l’Espinasse, entre otros. En especial, sus encuentros con los fisiócratas ayudaron a consolidar y discutir sus ideas económicas.

Su estancia en París se vio interrumpida por la muerte de Campbell Scott, hermano del Duque, quien se había unido a ellos en octubre. A finales de 1766 Smith y el Duque regresaron a Escocia, pasando antes algunos meses en Londres, donde Smith pudo supervisar la tercera impresión de la Teoría de los Sentimientos Morales. A su regreso, Smith se instaló con su madre y su prima en Kirkcaldy para dedicarse al estudio y a escribir su libro sobre economía política. En 1773, regresó a Londres con el manuscrito prácticamente completo y durante los siguientes dos o tres años, se dedicó a revisarlo y ajustarlo para tenerlo listo para imprenta. La Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones fue presentada al público en marzo de 1776 y su primera edición se agotó en los siguientes seis meses. En 1778 regresó a Escocia para instalarse en compañía de su madre y su prima como Comisionado de Aduanas en Edimburgo en Panmure House, un hogar donde eran bienvenidos sus amigos y conocidos sin mayor protocolo y donde Smith pasó los últimos años de su vida.

No son tantas las biografías conocidas de Smith. Empiezan con el elogio hecho por Dugald Stewart, profesor de filosofía moral en Edimburgo, en 1793 ante la Real Sociedad de esta ciudad. De acuerdo con esta biografía, Smith fue secuestrado por un grupo de gitanos cuando era pequeño en una visita que hizo con su madre a su tío materno en Strathenry, pero fue rescatado rápidamente. Sin embargo, en biografías más recientes, como la de Philipson, este episodio no parece tan claro. Stewart nos da una imagen de un Smith sumido en los libros desde pequeño, un poco débil, enfermizo y distraído. La siguiente biografía, publicada en 1895 por John Rae, retoma y enriquece el recuento de Stewart presentando a un personaje particularmente inteligente con capacidad para sacar el mejor provecho de todas las situaciones, conocedor de arte, gran administrador, pero algo distraído y sin muy buenos modales. La biografía más reciente de Philipson (2010) muestra a un Smith más involucrado con la vida social y cultural de su época. Alguien bien relacionado, con méritos propios para ser apoyado y promovido, que disfrutaba de la agitada agenda intelectual escocesa; era miembro de varios clubes de discusión y abría su casa para recibir a sus amigos y conocidos en veladas de discusión y buena compañía.

Smith, reconocido como el padre de la economía moderna por todas las escuelas y corrientes de pensamiento, defiende el libre mercado, encuentra espacios de intervención y regulación del Estado, denuncia la miseria, la oscuridad en que viven los trabajadores y las colusiones de los empresarios, y hace el elogio de la iniciativa privada. Sobre todas las cosas, Smith es el gran optimista pues su confianza en las tendencias naturales de los seres humanos lo llevan a afirmar que somos capaces de construir sociedades prósperas en las que todos sus miembros se pueden beneficiar de la creciente riqueza material y desarrollar su potencial intelectual, ético y estético.

Somos seres sociables que interactuamos, nos identificamos y nos construimos con otros. Somos capaces de ponernos en el lugar de nuestros semejantes y acordar reglas de comportamiento que nos permitan perseguir nuestros propios fines sin dañarnos. Podemos construir instituciones que garanticen el cumplimiento de las reglas de justicia y, a partir de nuestra común humanidad, avanzar en un mejor futuro para todos. Existen riesgos, sin duda, de aislarnos, desconocernos, excluirnos; volvernos invisibles los unos a los otros o deshumanizarnos. El mercado, ese fondo común de talentos, es apenas el punto de anclaje de la construcción común que nos permite buscar nuestro bienestar material. Pero la libertad de individuos responsables no se agota en el mercado e implica contar con los medios materiales y espirituales para hacer nuestra propia voluntad en un mundo compartido con otros. Optimismo no implica ingenuidad. Por eso Smith es un interlocutor privilegiado de todos aquellos que defienden y critican a la sociedad comercial.

Jimena Hurtado (Universidad de Los Andes)

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