¿A dónde van los influencers en verano?

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Las opiniones importan. Y mucho. La capacidad de persuasión de la publicidad ha dejado paso a las opiniones de famosos o expertos que entienden sobre una materia y que, por su peculiar estilo y forma de contar sus experiencias, han ganado adeptos en las redes sociales. Involucrar a personas influyentes en el mundo online se ha convertido en una táctica de marketing clave para ampliar el alcance de una campaña. Youtubers e instagramers son ya imprescindibles en la mercadotecnia mundial.

Los influencers son personas que cuentan con cierta credibilidad sobre un asunto concreto: moda, viajes, deporte, videojuegos o gastronomía. Algunos son personajes famosos y celebrities, futbolistas, actores o modelos que pueden llegar a cobrar fortunas por lucir unas deportivas, una cazadora o un bikini o promocionar su playa favorita. Otros surgieron del anonimato pero, gracias a su peculiar forma de probar, comparar y aconsejar a través de redes sociales, han conseguido miles de adeptos que siguen a pies juntillas sus consejos y recomendaciones. Frente a las tradicionales campañas de publicidad, de las que ya parece que estamos inmunizados, los influencers de las redes sociales proporcionan frescura, constancia y diálogo, valores con los que se han ganado reputación y confianza. Así, dan valor a lo que dicen y crean historias que enganchan a sus seguidores. Son los nuevos prescriptores.

Instagram es su medio natural por ser la red social más concurrida, lo que la ha convertido en uno de los formatos publicitarios más utilizados por las multinacionales. También la que reporta mayores beneficios. Los influencers cuelgan fotos y comentarios al más estilo reporteril pero añadiendo unas gotas de diversión y de falsa honestidad que marcan claramente el estilo de vida que triunfa.

Que los influencers empiezan a mover el mundo es ya una realidad. Cada vez son más las personas que siguen las recomendaciones de sus líderes de opinión, hoy más conocidos por esa palabreja anglosajona que ha venido para quedarse y que no deja de ser una herramienta más de marketing. Los influencers indican cómo vestir y qué comprar pero además, con la llegada del verano, también dónde pasar las vacaciones, cuáles son las mejores playas para dejarse ver y hasta los festivales veraniegos con más postureo.

No resulta fácil distinguir si los mensajes son personales o patrocinados, pero lo cierto es que casi siempre hay dinero detrás. El portal Influence marketing Hub ha creado una “calculadora” que, con solo introducir el nombre del influencer y analizar los comentarios, los seguidores y los likes, permite averiguar cuánto ha cobrado. Kim Kardashian o Cristiano Ronaldo, dos de los famosos más seguido en redes sociales, pueden obtener entre 180.000 y 300.000 euros por cada post. El resto de los mortales influencers pueden rondar entre los 3.500 y los 12.500 euros.

Celebrities o no, lo cierto es que sus valores, estilo o tono les han convertido en prescriptores capaces de generar opiniones y reacciones entre sus seguidores que, a su vez, también aportan valor por su participación y comentarios. Multinacionales, empresas y agencias se los rifan. Y en época estival, hasta los ayuntamientos y los organizadores de eventos: todo vale con tal de promocionar playas o citas musicales. Ni guías turísticas, ni publicidad. Y si no, que se lo pregunten a la legión de jóvenes y no tan jóvenes que este verano han decidido destino siguiendo las recomendaciones de sus influencers favoritos.

En el mundo de la tecnología, un ejemplo de convocatoria es el Samsung Madfun, el mayor festival del entretenimiento de España. Tras el éxito de su primera edición en 2016 en Madrid, el encuentro se trasladó a Barcelona, donde el pasado mes de octubre se reunieron miles de aficionados para ver en vivo a sus youtubers, influencers y artistas digitales preferidos como Patry Jordan, Dj Mariio, AuronPlay, Wismichu, Manuel Bartual, Cheeto, Loulogio, Soy una Pringada, Jedet, LoganG, Bely Basarte, MSNina y OMGlobalNews con los que se organizan actuaciones, charlas y talleres.

En el terreno musical encontramos el ejemplo del Tomorrowland, el festival belga de música electrónica que cuenta con edición española y que se celebra en Barcelona en estas fechas veraniegas. Allí se dan cita influencers como Álvaro Mel, Alex Domenech, Eduard Torres, Arnau Marín, Marià Casals o Guillermo Campra (muchos de ellos actores incipientes) que, con miles de seguidores en sus cuentas de Instragram, llevan meses anunciando las excelencias del evento.

Pero si hay un festival promocionado por influencers, ése es el de Coachella (California), que se ha convertido en el top de los festivales. Se celebra desde 1999 y en la actualidad es un punto de encuentro para celebrities e influencers. ¡Hasta Beyoncé se ha dejado ver por allí! En la edición de este año, celebrada a finales de abril, las entradas se agotaron a las tres horas de ponerse a la venta. La VIP costaba 800 euros y algunos llegaron a pagar el doble en la reventa. Todo ello ha convertido a Coachella en algo más que un festival de música. Es un verdadero escaparate de belleza y moda en el que muchas marcas aprovechan para sacar sus nuevas colecciones. Hay desfiles, showrooms pivados, mercadillos, tutoriales de belleza, sesiones de peluquería y maquillaje y un sinfín de actividades paralelas que, prácticamente, roban el protagonismo a la música y en los que se dan cita los influencers más afamados a quienes, por supuesto, las marcas comerciales regalan la ropa, la entrada y la estancia, además de unos suculentos honorarios.

Autora: Elvira Calvo (1 agosto 2018)

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