EEUU abre el camino a la legalización de apuestas deportivas

william hill

Comparte este post

EEUU abre el camino a la legalización de apuestas deportivas

24/05/2018 | Kadhim Shubber y Murad Ahmed

La casa de apuestas británica William Hill hizo una apuesta en Nueva Jersey este año, con la esperanza de que una larga batalla legal sobre las apuestas deportivas en el estado estadounidense se legalizara la industria del juego en algunos deportes tan lucrativos como el fútbol americano, el baloncesto y el béisbol.

Joe Asher, quien dirige la rama de la compañía en EEUU, le ordenó a su equipo establecer la base para que William Hill pudiera ofrecer apuestas deportivas en Monmouth Park, el hipódromo costero de Nueva Jersey, pocas semanas después de que se llegara a una decisión.

El lunes, su apuesta obtuvo sus frutos conforme la Corte Suprema de EEUU falló a favor de Nueva Jersey en su esfuerzo prolongado por introducir las apuestas deportivas, derogando una ley federal de 1992 en donde se prohibía que casi todos los estados — con la excepción de Nevada — promovieran las apuestas en eventos deportivos.

Esta circunstancia dejó la decisión de permitir las apuestas deportivas en manos de los organismos estatales, colocando a Nueva Jersey a la vanguardia de lo que podría convertirse en la legalización generalizada de las apuestas deportivas en todo EEUU.

Pero, aunque las apuestas deportivas podrían llegar a Monmouth Park el próximo mes, la decisión de la Corte Suprema es sólo el comienzo de una disputa más amplia entre estados, compañías de juegos de azar y ligas deportivas sobre cómo funcionarían las apuestas en la práctica y cómo dividir el botín.

El premio potencial es el mercado ilegal de apuestas deportivas en EEUU. La industria del juego estima que cada año se apuestan 150 mil millones de dólares en apuestas deportivas en el mercado clandestino, una importante fuente de dinero para el crimen organizado, una suma que los partidarios de la legalización esperan que se pueda desviar a negocios legítimos que pagan impuestos.

La tarea de captar a los clientes de las casas de apuestas deportivas ilegales con las que tal vez tengan relaciones de larga duración será complicada, ya que los estados, junto con las industrias del juego y los deportes, intentan maximizar sus ingresos sin empujar a los clientes a regresar al mercado negro al subir los costes.

«Los estados considerarán que esto puede ser una nueva fuente legal de ingresos que pueden gravar. Las ligas también querrán su porción del botín», dijo Dan Etna, copresidente de la práctica de leyes deportivas en Herrick Feinstein. Lo mismo se aplica a las asociaciones de jugadores. «Son los propios deportistas los que participan con su desempeño «, dijo.

Las empresas europeas de juegos de azar, que se han convertido en líderes mundiales en la industria de las apuestas deportivas, han aumentado su presencia en EEUU durante varios años con la esperanza de que el mercado se abriera. William Hill ingresó en el mercado estadounidense en 2011 y adquirió tres negocios de apuestas deportivas para obtener una participación importante de la industria de apuestas deportivas de Nevada.

Las organizaciones deportivas respondieron con cautela a la decisión de la Corte Suprema el lunes. La Asociación de Jugadores de Béisbol de las Grandes Ligas advirtió que no se debe permitir que los corredores de apuestas impulsen la introducción de las apuestas deportivas. «No podemos permitir que los que más presión han ejercido para la introducción de las apuestas deportivas sean los únicos que controlan cómo se introduce en nuestros negocios», dijo en un comunicado. El comisionado de la Asociación Nacional de Baloncesto, Adam Silver dijo: «La integridad de nuestro juego sigue siendo nuestra más alta prioridad».

La cuestión de cómo prevenir abusos tales como las apuestas basadas en información privilegiada y el amaño de partidos será un desafío clave para los estados, corredores de apuestas y asociaciones deportivas, conforme estas últimas presionan para que los estados legislen una «tarifa de integridad» que se impondría sobre la cantidad total apostada, la cual sería pagada a las ligas.

Nevada, que contaba con una excepción en la prohibición federal de los juegos de azar deportivos, no tiene esas tarifas, que los corredores ven como un intento de tomar una porción del botín. El Sr. Asher de William Hill descartó las tarifas de integridad como «obtener algo a cambio de nada».

Aaron Swerdlow, socio principal de Glaser Weil que representa a atletas y entrenadores, dijo que el énfasis de la industria deportiva en la integridad refleja en parte su posición en la batalla por los honorarios, así como las preocupaciones reales sobre el impacto de la industria del juego en la industria del deporte y la percepción del público de los deportes mismos.

«Una cosa es que la Corte Suprema diga que es legal. Otra cosa es que los estadounidenses, desde una perspectiva moral, digan que queremos esto en nuestras comunidades», dijo el Sr. Swerdlow.

La decisión de la Corte Suprema significa que «los estados son libres de decidir si quieren ser el próximo Nevada», dijo Brian Burgess, socio de Goodwin Proctor, un bufete de abogados internacional, pero no está claro cómo de rápido aprovecharán esa oportunidad. Sólo un pequeño número de estados han hecho esfuerzos para legalizar las apuestas deportivas, incluyendo Nueva Jersey, Delaware y West Virginia.

Si bien Barclays estima que el mercado estadounidense de juegos de azar podría representar 10 mil millones de dólares en ingresos netos para los operadores de juegos de azar (una cifra que excluye el dinero otorgado a los apostadores en premios), otros analistas desconfían del potencial de ganancias.

«Es probable que un puñado de estados se muevan de forma rápida y relativamente liberal», dijo Paul Leyland, analista de Regulus Partners. “Otros estados probablemente se moverán lentamente y asumirán posiciones muy restrictivas. La mayoría seguramente esperará a ver lo que sucede”.

US sports betting expansion is no slam dunk

24/05/2018 | Kadhim Shubber y Murad Ahmed

British bookmaker William Hill made a bet in New Jersey this year, wagering that a long-running legal battle over sports betting in the US state would result in the legalisation of gambling on lucrative games such as football, basketball and baseball.

Joe Asher, who runs its US arm, ordered his team to lay the groundwork so that William Hill could offer sports betting at Monmouth Park, New Jersey’s coastal racetrack, within weeks of a decision.

On Monday, the bet paid off as the US Supreme Court ruled in favour of New Jersey in its long-running effort to introduce sports betting, striking down a 1992 federal law that banned all but a few states including Nevada from promoting gambling on sporting events.

The ruling placed the decision of whether to allow wagering on competitive games firmly in the hands of state legislatures, putting New Jersey at the forefront of what could become the widespread legalisation of sports betting across the US.

But while gambling on sports could come to Monmouth Park as early as next month, the Supreme Court’s ruling is just the beginning of a broader tussle between states, gambling companies and sports leagues about how the betting would work in practice and how to divide up the spoils.

“We’re going to have an epic celebration tonight,” said Mr Asher on a call with reporters on Monday as William Hill’s share price jumped 10.7 per cent. “Then tomorrow the hard work’s going to begin.”

The potential prize is the illegal sports betting market in the US. The gambling industry estimates that $150bn is wagered on sports in the underground market each year, a significant source of money for organised crime that advocates of legalisation hope can be diverted to legitimate businesses that pay tax.

The task of drawing customers away from illegal sports bookies with whom they may have long relationships will be a tricky one as states, along with the sports and gambling industries, try to maximise their revenues without pushing punters back into the black market with high costs.

“The states are going to look to this as a new-found legal source of revenue that they can tax. The leagues are saying, hey, at the end of the day people are betting on our product […] we want our share of the pie,” said Dan Etna, co-chair of the sports law practice at Herrick Feinstein. The players’ associations, too, will “want a piece of what’s coming in here. It’s their membership that’s participating in the games,” he said.

European gambling companies, which have became global leaders in the sports betting industry, have been increasing their presence in the US for several years in the hope that the market could open up.

GVC, the Isle of Man-based group that recently completed a £4bn merger with UK bookmaker Ladbrokes Coral, has three state licences in the US. It said it had a number of partnership contracts with US casinos, racecourses and gaming venues, including a deal to supply technology to an MGM casino in New Jersey.

William Hill entered the US market in 2011, acquiring three sports betting businesses to gain a large share of the Nevada sports betting industry. Paddy Power Betfair operates an online casino in New Jersey, and paid $48m to acquire DRAFT, a US daily fantasy sports site.

Sports organisations responded cautiously to the Supreme Court’s decision on Monday. The Major League Baseball Players Association warned against allowing bookmakers to drive the introduction of sports betting. “We cannot allow those who have lobbied the hardest for sports gambling to be the only ones controlling how it would be ushered into our businesses,” it said in a statement. National Basketball Association commissioner Adam Silver said: “The integrity of our game remains our highest priority”.

The question of how to prevent abuses such as gambling on inside information and match fixing will be a key challenge for states, bookies and sports associations, as the latter push for states to legislate an “integrity fee” that would be levied on the total amount wagered and paid to the leagues.

Nevada, which had a carve-out from the federal ban on sports gambling, does not have such fees, which bookies view as an attempt to grab a slice of the pie. Mr Asher of William Hill dismissed integrity fees as “something for nothing”.

Aaron Swerdlow, a senior associate at Glaser Weil who represents athletes and coaches, said the sports industry’s emphasis on integrity reflected in part its positioning in the battle over fees, as well as real concerns about the impact of gambling on sports and the public’s perception of it.

“There’s one thing for the Supreme Court to say it’s legal. It’s another thing for Americans from a moral perspective to say that we want this in our communities,” he said. “Everyone’s dipping their toes in the water and testing the temperature for bringing this into society.”

The decision by the Supreme Court means “states are free to decide they want to be the next Nevada,” said Brian Burgess, a partner at Goodwin Procter, but it is unclear how quickly they will take up that opportunity. Only a small number of states have thus far made efforts to legalise sports betting — New Jersey, Delaware and West Virginia among them.

While Barclays estimates the US gambling market could be worth $10bn in net revenues to gambling operators, a figure that excludes money given back to punters in prizes, other analysts are wary about the potential for profits.

“A handful of states are likely to move quickly and relatively liberally,” said Paul Leyland, an analyst at Regulus Partners. “More are likely to move slowly and with very restrictive positions. The majority will almost certainly wait and see.”

Disfruta de más contenido 

Actualiza tu navegador

Esta versión de tu navegador no permite visualizar correctamente la página. Para que tengas una buena experiencia y mejor seguridad, por favor descarga cualquiera de los siguientes navegadores: Chrome, Edge, Mozilla Firefox