Enfrentándose con la vida digital en el más allá

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Enfrentándose con la vida digital en el más allá

17/10/2013 | Emma Jacobs – Financial Times Español

Unas semanas después de la muerte de su tía, un mensaje en el Facebook de Paul Golding lo invitaba a retomar contacto con ella. “Eso sí que era extraño” dice él, tranquilamente.

Así que contactó con sus primos para sugerirles que cancelaran la cuenta en Facebook de su madre. Pero no sabían su clave de acceso y, todavía de luto, no sabían qué hacer con su vida digital.

Meditando sobre este problema el Sr. Golding, un consultor en tecnología en Brighton, se planteó convertirse en un planificador de legados digitales. Junto con su hermano Mark, hace 18 meses creó Cirrus Legacy.

Ya no es solo tu casa, tus acciones y pertenencias lo que es necesario tener en cuenta considerar para después de tu muerte – también está tu cuenta en Twitter y tus claves de acceso a la banca electrónica. ¿Y qué hacer con tu suscripción secreta a un sitio web de apuestas, o quizás a otra página web más comprometedora? ¿Te gustaría que tu esposa, madre, hijo o hija supieran de esto?

Compañías como Cirrus prometen manejar los detalles de tu vida digital después de tu muerte mediante el archivo de tus claves secretas y tus preferencias sobre quién tendrá acceso a cada una de ellas, así como integrar tus indicaciones en un testamento sobre tus pertenencias digitales. Un administrador del legado digital – un servicio que cada vez cuenta con más proveedores – puede ayudarte a establecer un administrador virtual, o varios, para llevar a cabo tus indicaciones.

Fue después de la muerte de Justin Ellsworth, un marine del ejército de los EE. UU. que falleció por culpa de la explosión de una mina en una carretera iraquí, lo que llevó a Jesse Davis y Nathan Lustig, dos estudiantes de la Universidad de Wisconsin, a establecer Entrustet en 2008. La apesadumbrada familia Ellsworth llevó a Yahoo a los tribunales para tener acceso a los correos electrónicos de Justin. La compañía fue obligada a entregar todos los correos a la familia.

La idea detrás de Entrustet era que nadie tuviera que ir a juicio para obtener el acceso a la información digital de sus seres queridos y ayudar a la gente a planificar sus legados materiales y virtuales. “Las pertenencias digitales son cosas reales que pueden tener valor tanto financiero como sentimental”, dice el Sr. Lustig.

El Sr. Golding señala que “nueve de cada diez veces las claves digitales y la información están en la cabeza de los usuarios. Los humanos son perezosos y no solemos llevar una contabilidad y si la llevamos ¿La mantenemos al día?”

El Sr. Lustig agrega que entre los que han adquirido sus servicios, hay usuarios que ellos clasifican como “individuos de gran valor en Internet (para la empresa)” – gente que tiene “mucho contenido en internet”. Estos usuarios se clasifican en dos grupos. Los primeros son madres con hijos menores de quince años, que llevan un crónica digital de sus vidas. “Tienen pocas fotos impresas, si algo les sucediera la crónica de la vida de sus hijos podría desaparecer con ellas”.

El otro grupo son profesionales que no han compartido su información en la red. Este grupo se ejemplifica cuando Entrustet fue contactada después de que el director de una agencia publicitaria muriera repentinamente. Un mes más tarde, la renovación del dominio digital caducaría y la clave secreta se la había llevado a la tumba. Esto impulsó al Sr. Lustig a diseñar un servicio post mortem, en el cual su compañía negociaría con las empresas informáticas sobre las pertenencias digitales de los fallecidos, en representación de un asociado o familiar.

La planificación del legado digital es solo una de las maneras en que los emprendedores están encontrando oportunidades. Sitios Web como Legacy.com permiten a sus usuarios preparar correos electrónicos que serán enviados póstumamente adjuntando fotos, vídeos y grabaciones de audio.

Servicios como LivesOn y DeadSocial tuitearán, actualizarán el status en Facebook y en los blogs aun cuando ya hayas muerto.

Evan Carroll y John Romano son dos expertos en diseño de software de Carolina del Norte. Ambos dirigen una página web llamada TheDigitalBeyond.com y han publicado un libro, Tu Vida Digital en el más allá, donde dan consejos. “Creamos el Blog en 2008 como una ayuda para el consumidor porque nadie estaba teniendo en cuenta la muerte digital y el más allá. Este asunto solo se presentaba entonces cuando se trataba de gente joven que moría prematuramente”, agrega el Sr. Carroll. Sin embargo, añade que esto ha cambiado, a la par que la generación internet ha madurado y las redes sociales han ganado popularidad entre los adultos de mayor edad.

Este año, Google desveló una nueva característica: el administrador de cuentas inactivas, lo que facilita a la empresa el informar de lo que sus usuarios desean hacer con sus cuentas cuando mueran o no puedan seguir utilizándolas debido a problemas físicos o mentales.

Es una industria que se ha consolidado. El año pasado, SecureSafe, la empresa suiza de seguridad, compró Entrustet. Después de vender su empresa, el Sr. Lustig se ha tomado un periodo de descanso.

Él reflexiona acerca de que “subestimaba cuánta gente odiaba hablar sobre la muerte”. Recuerda una conversación con un abogado especializado en la planificación de legados. “Me contaba que cuando hacía que sus clientes escribieran un testamento – gente que realmente se estaba preparando para su muerte – la mayoría se negaba a decir ‘Cuando yo muera’.Preferían corregir al abogado, e insistían en poner la frase así: “Si yo muero”.< br />
La mayoría de la gente que se afilia al servicio Entrustet no tiene hábitos pornográficos secretos, o problemas con las apuestas, dice el Sr. Lustig. La preocupación sobre la privacidad tiene más que ver con proteger a sus seres queridos de malentendidos. “Ellos no quieren que sus esposas vean los correos electrónicos que enviaban a sus madres donde las criticaban. Los correos electrónicos pueden ser una manera de descargar presión – y no son algo que tú quisieras que tu esposa leyera después de tu partida”.

El Sr. Golding añade que las cuentas secretas pueden causar problemas financieros. “Digamos que yo soy tu esposo, y que tengo una cuenta en la bolsa, y he apostado cinco libras por cada punto que suba la bolsa y ésta se hunde. ¿Sabes si yo tengo esta cuenta? ¿Sabes que cada punto menos se lleva parte de tu herencia?”

Su trabajo en planificación del legado digital ha hecho que el Sr. Lustig desarrollara una actitud más madura hacia la muerte. Impactado por las reflexiones de sus seres queridos “por no haber viajado más, por no haberse dedicado a trabajos más gratificantes, o no haber invitado a salir a chicas”, aprovechó la oferta del gobierno chileno para patrocinar start-ups y se mudó a Santiago.

También se dedicó a utilizar sus conocimientos en tecnología para “lidiar con problemas reales”. En Silicon Valley hay demasiadas aplicaciones sin sentido. Son una pérdida de tiempo para sus creadores. Si se es lo suficientemente inteligente para trabajar en tecnología, no se debería perder el tiempo creando aplicaciones estúpidas”.

Dealing with the digital afterlife

10/17/2013 | Emma Jacobs – Financial Times English

Flicking through Facebook a few weeks after his aunt died, a message appeared inviting Paul Golding to reconnect with her. «That was weird,» he says, understatedly.

So he contacted his cousins suggesting they close down her Facebook account. But they did not know her password and, mired in grief, felt clueless about how to deal with her digital effects.

Mulling their problem over set Mr Golding, a technology consultant based in Brighton, on the path to becoming a digital estate planner. Together with his brother Mark, he set up Cirrus Legacy 18 months ago.

It is no longer only your house, stocks and artefacts that need to be dealt with in the wake of your death – there is also your Twitter account and your passwords to online banking. And what about your secret subscription to a gambling website, or perhaps an even more risqué site? Would you want your spouse, mother, son or daughter to find these?

Companies such as Cirrus promise to manage the details of your digital afterlife by storing your passwords and wishes for who gets access to what, as well as integrating your instruct
ions into a will for your digital effects.
A digital estate planner – a service that increasing numbers of solicitors are offering – can help you appoint a virtual executor, or several, to carry out your instructions.

It was the aftermath of the death of Justin Ellsworth, a US marine who was killed by a roadside bomb in Iraq, that spurred Jesse Davis and Nathan Lustig, two students at the University of Wisconsin, into setting up Entrustet in 2008. Ellsworth’s grieving family took Yahoo to court in an effort to gain access to his emails. The company was ordered to hand over the emails to the family.

The idea behind Entrustet was that no one would have to go to court to get access to their loved one’s digital information and to help people plan their virtual as well as their material estates. «Digital effects are real things and can have financial as well as sentimental value,» says Mr Lustig.

Mr Golding points out that «nine times out of 10 [digital passwords and information] are sitting in an individual’s head. Humans are lazy so we don’t tend to keep a spreadsheet or if we do, do we keep it up to date?»

Mr Lustig adds that among those who signed up to his service were users they dubbed «high internet worth individuals» – people who had «a lot of internet stuff». These users broadly fell into two groups. The first was mothers with children under 15, who had chronicled their lives digitally. «They had few printed pictures. If something happened to them the chronicle of their child’s life could disappear with them,» he says.

The other group was professionals who had not passed on their online details. This was reinforced when Entrustet was contacted after an advertising agency chief died suddenly. A month later, the agency’s website domain name was up for renewal and the password had died with him. This prompted Mr Lustig to devise a post-death service, in which his company would negotiate with technology companies over the deceased’s digital effects, acting for a business partner or relative.

Digital estate planning is just one way entrepreneurs are finding opportunities. Sites such as Legacy.com al¬low users to draft email messages that are designed to be sent posthumously along with photos, videos and audio recordings.

Services such as LivesOn and DeadSocial will tweet, write Facebook status updates and blog posts even after you have passed away.

Evan Carroll and John Romano are software user-design experts based in North Carolina. They run a site called TheDigitalBeyond.com and have published a book, Your Digital Afterlife, of¬fering advice. «We created the blog as a consumer resource in 2008 bec¬ause no one was covering digital death and afterlife. The issue then had only really presented itself as one concerning young people who had met an untimely d
eath,» says Mr Carroll.
However, he adds that this has changed as the internet generation has grown older and social media have gained in popularity with older groups.

This year, Google unveiled a new feature: the Inactive Account Manager, that makes it easy to inform the company what users want done with their digital assets when they die or can no longer use their account bec¬ause of mental or physical incapacity.

It is an industry that has also seen consolidation. Last year, SecureSafe, the Swiss security company, bought Entrustet. After selling his company, Mr Lustig has taken some time out.

He reflects that he had «under¬estimated how much people hated talking about death». He recalls a conversation with a lawyer who specialised in estate planning. «She told me when she gets clients in to write a will – people who were actually preparing for their deaths – most refused to say ‘When I die’.» They would correct the lawyer, and insist on the wording: «If I die.»

Most people who signed up to Entrustet’s service did not have secret pornography habits, or gambling problems, says Mr Lustig. Concerns over privacy were more an issue of protecting their loved ones from misunderstandings. «They didn’t want their wife to see emails they had sent to their mothers criticising them. Email can be a way to let off steam – it might not be something you’d want your wife to read after your demise.»

Mr Golding adds that secret ac¬counts can cause financial problems. «Let’s say I’m your husband and I’ve got a day trader account and I’ve bet £5 a point that the stock market‘s going to go up and it bombs. Do you know I’ve got that account? And every point it goes down the money‘s coming out of your inheritance?»

The work in digital estate planning made Mr Lustig develop a more «mature» attitude to death. Struck by relatives’ reflections that their loved ones «regretted not travelling more, [doing] more enjoyable work, or [asking] that girl out», he seized on the Chilean government’s offer to sponsor start-ups and moved to Santiago.

He also pledged to use his technological knowledge to «work on real problems». «In Silicon Valley there are so many apps that are pointless. They are a ridiculous use of their makers’ time. If you are smart enough to work in tech, you shouldn’t spend time working on a fart app.»

Copyright &copy «The Financial Times Limited«.
«FT» and «Financial Times» are trade marks of «The Financial Times Limited».
Translation for Finanzas para Mortales with the authorization of «Financial Times».
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