José Ángel Sánchez Asiaín (I)

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José Ángel Sánchez Asiaín (Baracaldo, 1929) es una de las personas claves de la política económica y financiera de la España de los últimos 50 años. Además, su dilatada trayectoria profesional es inseparable de su condición de promotor de la reflexión y la cultura, lo que le ha hecho acreedor del calificativo de banquero intelectual o banquero ilustrado. Su pertenencia a cinco Academias (Ciencias Morales y Políticas, 1987; Historia, 1992; Ciencias Económicas y Financieras de Barcelona, 1993; Bellas Artes de San Fernando, 1991; Academia Scientarum et Artium Europae –Salzburgo- 1995) así como sus tres Doctorados Honoris Causa (Universidad del País Vasco, 1996, Universidad de Miguel Hernández de Elche, 1999, y Universidad de Valladolid, 2001) avala esta condición, pero sobre todo advierte sobre la amplitud de facetas y campos de trabajo en los que Asiaín ha ejercido influencia. En consecuencia, ha sido acreedor de reconocimientos nacionales y extranjeros y goza de una relevancia social merecida. Aunque su etapa más pública ha sido la ligada al Banco de Bilbao, debe destacarse que en su trayectoria se han superpuesto, simultáneamente también, tres principales actividades: la académica, la de banquero, y la vinculada a la política económica.

Asiaín, formado en los jesuitas de Bilbao, es economista por la Universidad Comercial de Deusto del singular Padre Bernaola (1952). También se licenció en Ciencias Políticas y Económicas –sección economía– (1954), y se diplomó en Periodismo por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (1954). Obtuvo el doctorado en la especialidad de economía por la Universidad Complutense (1958) con una tesis hacendística dirigida por el profesor Enrique Fuentes Quintana (con Manuel de Torres como primer supervisor). Sus primeros años universitarios los dedicó a la docencia y la investigación de la Hacienda Pública en Bilbao y Deusto, hasta que en 1958 se trasladó a la Universidad de Valladolid. Allí preparó sus oposiciones a cátedra (Hacienda Pública y Derecho Fiscal) que obtuvo en 1962 y que siguió ejerciendo hasta 1968, también en Bilbao. En esta etapa Asiaín destacó en la que ha sido una constante en su trayectoria vital y profesional: su capacidad para crear ámbitos de análisis y debate, principalmente en forma de publicaciones, sobre las cuestiones económicas a abordar. Es decir, la fase ejecutiva de los proyectos debe precederse de pensamiento científico y estratégico sobre una base empírica -que en ocasiones el mismo Sánchez Asiaín debió crear. Este planteamiento ha estado presente a lo largo del desempeño profesional del banquero, también en su etapa de responsabilidad pública, que inició en el Ministerio de Industria (1962-1966) como Secretario General Técnico y con López Bravo como titular. Fue por tanto miembro nato de la Comisaría del Plan de Desarrollo creada por López Rodó para llevar adelante los Planes de Desarrollo junto a Estapé, Fuentes, Velarde, Alcaide, Sardà, Varela, etc. En el ministerio también desempeñó la jefatura del Servicio Nacional de Productividad Industrial, desde donde creó el Servicio de Estudios, y el Servicio de Análisis de la Coyuntura Industrial; en esta misma línea Asiaín fue el promotor y fundador de la revista Economía Industrial, referente en su campo. Desempeñó numerosas tareas relacionadas con la puesta en marcha de la planificación indicativa de los Planes de Desarrollo, ejerció de consejero en el Banco de Crédito Industrial y en otras empresas asociadas al sector público, y también formó parte de las delegaciones españolas en el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Posteriormente, durante la transición y la democracia, Asiaín ha participado en numerosos organismos consultores de política económica, como el Consejo de Economía Nacional (1975-1980), presidió el comité encargado por el Gobierno de la elaboración de un Plan Nacional de la Industria Electrónica (1982-1983), y fue miembro del Consejo Asesor para la Ciencia y la Tecnología (1987-1994). Más recientemente ha sido promotor y Presidente de la Fundación Cotec para la Innovación Tecnológica (1990-2012).

Su trayectoria en el Banco de Bilbao comenzó –casualmente, según su testimonio- en 1954 cuando se incorporó como economista al Servicio de Estudios. Justo veinte años después, a la edad de cuarenta y cinco años, era el Presidente del Consejo de Administración del banco. Sus primeros ocho años los pasó en el citado servicio, los dos primeros encargado de la mejora de las publicaciones y los restantes seis como director. En 1966 (tras el paréntesis en el Ministerio de Industria) retornó a la entidad accediendo a la Dirección General adjunta; en 1970 se convirtió en Director General; finalmente, en 1974 tomó posesión del cargo de Presidente hasta 1990, cuando el banco ya no era sólo el Bilbao. De esta forma Asiaín, sin pertenecer a ninguna de las familias herederas de las sagas de comerciantes e industriales responsables de la entidad, y sin una fortuna personal comparable a los residentes habituales de Neguri, Algorta o las Arenas, se había convertido a finales del franquismo en un joven banquero que representaba el espíritu de cambio y apertura en el acartonado mundo de los Consejos de administración provenientes del status quo bancario.

Desde finales de la década de 1960 Asiaín acertó a anticipar el nuevo escenario doméstico e internacional al que iba a enfrentarse en breve el sector bancario: mayor competencia, avance de las nuevas tecnologías y de la innovación financiera, y menor peso de la banca comercial del negocio bancario. Desde la entidad promovió la reflexión y la planificación de una estrategia de crecimiento y de mejora de la gestión, basada en el tamaño (fusionando los bancos filiales), en la creación de un verdadero grupo financiero, y en aumentar la presencia internacional. En todo ello el Bilbao fue pionero, abriendo una senda que poco después recorrió la mayor parte del sector. Durante su Presidencia se introdujeron esquemas de gestión empresarial evaluables y drásticamente distintos a los que venían empleándose en la banca española, esencialmente ocupada en la ganancia de pasivos mediante el crecimiento de la red de sucursales. Este planteamiento innovador implicaba apostar por la planificación estratégica, la racionalización de los costes, la rentabilidad, la apuesta por el mercado internacional, y por la creación de una cultura corporativa propia. Respecto del tamaño fue premonitorio su discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas (1987), poco antes de la fusión con el Vizcaya. Dicho discurso planteaba el futuro inmediato y necesario de la concentración bancaria. Debe recordarse que en 1986 todavía no había bancos españoles con escala internacional, tan sólo el Central ocupaba en esa fecha la posición 103 del mundo y la 44 de la CEE.

Bibliografía:

– González, Manuel Jesús (Dir.): Ciento cincuenta años, 150 Ciento cincuenta bancos, Madrid, BBVA, 2007.

– Perdices, Luis y Baumert, Thomas (coord.): La hora de los economistas, Madrid, Ecobook, 2010.

– Sánchez Lissen, R.: Los economistas de la ‘Escuela de Madrid’, Madrid, Instituto de Estudios económicos. 2007

Joaquim Cuevas. Universidad de Valencia.

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