La ciencias económicas necesitan reflejar un mundo post-crisis

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La ciencias económicas necesitan reflejar un mundo post-crisis

26/09/2014 | Financial Times – Financial Times Español

La triste ciencia debería anclarse a la realidad para seguir siendo relevante.

Cuando en 2008 la economía global entró en crisis la lista de culpables era larga, incluyendo a reguladores descuidados, banqueros codiciosos e incompetentes deudores subprime. Ahora la triste ciencia está estática, buscando insistentemente en su interior el por qué los economistas fallaron en predecir la crisis financiera. Uno de los resultados de este debate es que los estudiantes de economía demandan reformas en el plan de estudios que creen tiene huellas de capitalismo egoísta y está dominado por matemáticas abstractas. Parece que los estudiantes se saldrán con la suya. Un nuevo plan de estudios, diseñado en la Universidad de Oxford, está siendo testado. Éstas son buenas noticias.

Los defensores del status quo han contra atacado, señalando a la gran cantidad de pensadores economistas heterodoxos. Profundicemos lo suficiente y encontraremos gran cantidad de tratados académicos sobre el pánico bancario, ciclos inestables de crédito y mercados irracionales. Que la gente sea egoísta y que los negocios persigan el beneficio no es un fallo de la economía sino de la naturaleza humana. Predecir el futuro con certeza es una prueba irreal para cualquier disciplina académica, especialmente para una que abarque ilimitadas interacciones humanas.

Pero el punto fundamental que señalan los críticos es correcto. Para un tema tan relacionado con el estudio del comportamiento mundano, hay demasiada abstracción intemporal y poco escrutinio de los hechos del mundo real. El curso típico de economía empieza estudiando cómo interactúan los agentes racionales en los mercados sin fricción, produciendo un resultado que es el mejor para cada uno. No es hasta más tarde cuando se trata de las imperfecciones y perversidades que caracterizan el comportamiento económico real, como las prácticas anti competitivas o los inestables mercados financieros. Según avanzan los estudiantes aumenta el sesgo hacia la elegancia de las matemáticas. Cuando el desagradable mundo real se entromete es cuando salta la pregunta: ¿Esto está muy bien en la práctica pero cómo funciona en teoría?

Este sesgo teórico dejó a la disciplina inmune al cambio en un momento crucial. Cuando en 2005 Raghuram Rajan, ahora gobernador del Banco Central de India, advirtió que la innovación financiera se había vuelto una fuente de inestabilidad, su aviso fue desechado por estar “ligeramente impregnado de ludismo”. Su llamada para una mayor supervisión preventiva de los bancos fue ignorado.

Afortunadamente los pasos necesarios para acercar la enseñanza de la economía al mundo real no requieren la invención de algo nuevo o exótico. El plan de estudios debería abarcar la historia económica y prestar más atención a los pensadores no ortodoxos como Joseph Schumpeter, Friedich Hayek y – sí – incluso Karl Marx. Las facultades necesitan restablecer los enlaces con otros campos tales como la psicología y la antropología, cuyas enseñanzas pueden explicar los fenómenos que la economía no puede. Los profesores de economía deberían hacer del estudio de la competencia imperfecta – y cómo actúa la gente en condiciones de incertidumbre – el punto de inicio de los cursos, no algo posterior.

Los modelos matemáticos deberían conservar su sitio, mientras que sus resultados no sean tomados demasiado literalmente. Pero muchos de los que son utilizados en los bancos centrales de hecho ignoran al sector financiero como fuente de inestabilidad. Remediar esto añadirá más complejidad. Las matemáticas se complicarán más.

Después de la crisis financiera la popularidad de los cursos de economía ha repuntado. Habiendo visto a la economía global despeñarse, los nuevos estudiantes no tolerarán clases anodinas sobre la sabiduría de los mercados. Demandarán más pluralismo y humildad en un tema que de hecho ha sobrevalorado el purismo y la certeza. La economía no debería ser enseñada como si se tratará del descubrimiento de leyes intemporales. Aquellos que promueven la disciplina deben recordar que, el centro de ella, es el comportamiento humano, con todo el desorden y la confusión que esto implica.

Economics needs to reflect a post-crisis world

09/26/2014 | Financial Times – Financial Times English

The dismal science should be grounded in reality to stay relevant.

When the global economy crashed in 2008, the list of culprits was long, including dozy regulators, greedy bankers and feckless subprime borrowers. Now the dismal science itself is in the dock, with much soul-searching over why economists failed to predict the financial crisis. One of the outcomes of this debate is that economics students are demanding the reform of a curriculum they think sustains a selfish strain of capitalism and is dominated by abstract mathematics. It looks like the students will get their way. A new curriculum, designed at the University of Oxford, is being tried out. This is good news.

Defenders of the status quo have pushed back, pointing to a rich hinterland of heterodox economics thinkers. Dig deep and you can find plenty of academic treatises on bank runs, unstable credit cycles and irrational markets. That people are selfish and that businesses pursue profit is not the fault of economics but of human nature. Accurately predicting the future is an unrealistic test of any academic discipline, particularly one that encompasses limitless human interactions.

But the fundamental point made by the critics is right. For a subject so engaged with studying worldly behaviour, there is too much timeless abstraction and too little scrutiny of real-world events. The typical economics course starts with the study of how rational agents interact in frictionless markets, producing an outcome that is best for everyone. Only later does it cover those wrinkles and perversities that characterise real economic behaviour, such as anti-competitive practices or unstable financial markets. As students advance, there is a growing bias towards mathematical elegance. When the uglier real world intrudes, it only prompts the question: this is all very well in practice but how does it work in theory?

This theoretical bias left the discipline resistant to challenge at a crucial time. When in 2005 Raghuram Rajan, now governor of the Reserve Bank of India, warned that financial innovation had become a source of instability, his paper was dismissed as “slightly Luddite”. His call for greater prudential supervision of banks was ignored.

Fortunately, the steps needed to bring economics teaching into the real world do not require the invention of anything new or exotic. The curriculum should embrace economic history and pay more attention to unorthodox thinkers such as Joseph Schumpeter, Friedrich Hayek and – yes – even Karl Marx. Faculties need to restore links with other fields such as psychology and anthropology, whose insights can explain phenomena that economics cannot. Economics professors should make the study of imperfect competition – and of how people act in conditions of uncertainty – the starting point of courses, not an afterthought.

Mathematical models ought to keep their place, so long as their results are not taken too literally. But many of those used in central banks have hitherto ignored the financial sector as a source of instability. Remedying this will add even more complexity. The maths will get harder.

In the aftermath of the financial crisis the popularity of economics courses has surged. Having watched the global economy fall off a cliff, new students will not tolerate anodyne lectures on the wisdom of markets. They demand more pluralism and humility in a subject that has hitherto overvalued purism and certainty. Economics should not be taught as if it were about the discovery of timeless laws. Those who champion the discipline must remember that, at its core, it is about human behaviour, with all the messiness and disorder that this implies.

Copyright &copy «The Financial Times Limited«.
«FT» and «Financial Times» are trade marks of «The Financial Times Limited».
Translation for Finanzas para Mortales with the authorization of «Financial Times».
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