La situación en Grecia causa sensación de déjà vu en Argentina

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La situación en Grecia causa sensación de déjà vu en Argentina

10/07/2015 | Benedict Mander – Financial Times Español

En un crucero por el Mediterráneo, Domingo Cavallo, ministro de Economía de Argentina en el periodo previo al espectacular colapso económico del país en 2001, se quedó desconcertado cuando no pudo usar su tarjeta de crédito durante una breve parada en suelo griego la semana pasada.

«No van a poder mantenerse muchos días en esa situación», dice el Sr. Cavallo, a quien muchos argentinos recuerdan con odio como el hombre responsable del infame “corralito” que congeló las cuentas para evitar el pánico bancario poco antes de lo que se convirtió, en ese momento, en el mayor incumplimiento de deuda soberana en la historia.

A medida que se desarrolla la crisis de la deuda griega, los argentinos la observan con una cansada sensación de “déjà vu”. Muchos temen que la historia pueda repetirse – excepto que sospechan que las consecuencias en Grecia podrían ser aún peores.

El Sr. Cavallo advierte que la salida de Grecia de la eurozona tendría «consecuencias terribles» – mucho más graves que el impacto de las medidas de austeridad fiscal que los acreedores de Grecia han exigido. «De hecho, los que sugieren que Grecia debería hacer lo mismo que Argentina en 2002 están dando muy malos consejos», dice, argumentando que la notable recuperación económica de Argentina fue gracias al auge de los precios de los productos básicos.

Aunque pocos niegan la gravedad de la situación en Grecia, la defensa que hace el Sr. Cavallo de la austeridad es contraria a la opinión de muchos otros en Argentina – principalmente la de la presidenta Cristina Fernández.

Su celebración del rechazo griego a las condiciones de los acreedores en el referéndum realizado el domingo como una «victoria absoluta para la democracia y la dignidad» fue repetida por otros líderes izquierdistas en la región. Los comentarios del presidente venezolano, Nicolás Maduro, acerca del «terrorismo» financiero alimentaron los temores del mercado de que también Caracas podría estar considerando un impago de la deuda.

Después de la votación, la Sra. Fernández recordó que su fallecido esposo, Néstor Kirchner, le dijo a la Asamblea General de la ONU poco después de que llegara a la presidencia en 2003 que «los muertos no pagan sus deudas».

«Los argentinos sabemos de qué se trata», escribió en un mensaje de Twitter, y agregó: «No se le puede exigir a nadie que firme su propio certificado de defunción».

De hecho, Roberto Lavagna, quien asumió el cargo de ministro de Economía en un gobierno interino en 2002, criticó duramente las medidas de austeridad en Grecia propuestas por la «troika» del Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo.

«El FMI se ha comportado con el mismo nivel de incomprensión, recomendando los mismos viejos planes de ajuste fiscal que simplemente no funcionan», dice el Sr. Lavagna, quien es reconocido de manera notable como el arquitecto de la recuperación económica argentina.

El Sr. Lavagna sostiene que es esencial otra reestructuración de la deuda para la recuperación de Grecia, aunque señala que en el mundo actual de bajas tasas de interés e instrumentos financieros que tienen vencimientos de hasta 100 años, puede haber maneras «más sutiles» que el agresivo 70 ciento de quita de la deuda argentina que él diseñó.

Daniel Marx, quien fue viceministro bajo el Sr. Cavallo en el momento del impago, está de acuerdo en que insistir en la austeridad griega es un error.

«Lo que le es difícil de entender al FMI es que muy a menudo se trata de algo más que solamente una política fiscal», dice el Sr. Marx, haciendo hincapié en la importancia de restablecer la confianza y estabilizar la economía para revertir la salida de capitales.

Aunque tanto Argentina como Grecia han sufrido fallidos programas de acreedores que ocasionaron las crisis bancarias, existen diferencias significativas entre los orígenes y las complicaciones de cada situación. Argentina era un aislado país en desarrollo, pero rico en recursos, con su propia moneda que había vinculado al dólar; Grecia es un país relativamente rico, aunque dependiente de las importaciones, que pertenece a una estricta unión monetaria respaldada por naciones poderosas de la que le será difícil salir.

Fundamentalmente, la mayor parte de la deuda argentina estaba en manos del sector privado, mientras que la deuda griega es principalmente de los fondos públicos, dice Mario Blejer, ex economista del FMI quien se hizo cargo del banco central de Argentina en medio de la crisis en 2002.

Por lo tanto, aunque una reestructuración de la deuda griega pueda resultar incómoda, no es probable que tropiece con los problemas que tuvo Argentina con sus llamados acreedores «holdout» – un grupo de fondos de cobertura que se negaron a aceptar los términos de reestructuración de la deuda, lo que llevó a una tortuosa disputa legal que aún sigue bloqueando el acceso del país a los mercados internacionales de capital.

Además, el Sr. Blejer argumenta que el dinero que imprime cada mes el Banco Central Europeo a través de su programa de flexibilización cuantitativa – aproximadamente 50 mil millones de dólares – sería suficiente para solucionar los problemas de Grecia.

«No es un problema financiero, a diferencia del caso de Argentina, donde el dinero simplemente no estaba disponibl
e», dice el Sr. Blejer.
«Mi conclusión es que se trata de un problema político».

 

Greek woe brings powerful sense of déjà vu for Argentina

07/10/2015 | Benedict Mander – Financial Times English

On a cruise round the Mediterranean, Domingo Cavallo, Argentina’s economy minister in the run-up to the country’s dramatic economic collapse in 2001, was bemused when he was unable to use his credit card during a brief stop-off on Greek soil last week.

“They won’t be able to last many days like that,” says Mr Cavallo, who is remembered with loathing by many Argentines as the man responsible for the notorious corralito that froze accounts in order to prevent a bank run shortly before what became, at that time, the biggest sovereign debt default in history.

As the Greek debt crisis unfolds, Argentines are watching with a weary sense of déjà vu. Many fear that history may be repeating itself — except they suspect the fallout in Greece could be even worse.

Mr Cavallo warns that a Greek exit from the eurozone would have “terrible consequences” — far more serious than the impact of the fiscal austerity measures that Greece’s creditors have demanded. “Those that suggest that Greece should do the same as Argentina in 2002 are giving very bad advice indeed,” he says, arguing that Argentina’s remarkable economic recovery was thanks to booming commodity prices.

Although few would dispute the gravity of the situation in Greece, Mr Cavallo’s advocacy for austerity is at odds with the opinion of many others in Argentina — not least President Cristina Fernández.

Her celebration of Greece’s rejection of creditor terms in a referendum on Sunday as an “outright victory for democracy and dignity” was echoed by other leftist leaders in the region such as Venezuela’s President Nicolás Maduro, whose comments about financial “terrorism” fuelled market fears that Caracas might be considering a debt default too.

After the vote, Ms Fernández recalled that her deceased husband, Néstor Kirchner, told the UN General Assembly shortly after he became president in 2003 that “the dead do not pay their debts”.

We Argentines understand what this is about,” she tweeted, adding: “Nobody can be asked to sign their own death certificate.”

Indeed, Roberto Lavagna, who took over as economy minister under an interim government in 2002, was fiercely critical of the austerity measures in Greece proposed by the “troika” of the International Monetary Fund, the European Commission and the European Central Bank.

“The IMF has behaved with the same level of misunderstanding, recommending the same old [fiscal] adjustment plans that just don’t work. They have learnt absolutely nothing at all,” says Mr Lavagna, who is widely credited as the architect of Argentina’s economic revival.

Mr Lavagna argues that another debt restructuring is essential for Greece’s recovery, although he points out that in today’s world of low interest rates and financial instruments that have maturities of up to 100 years, there may be “more subtle” ways than the aggressive 70 per cent haircut on Argentina’s debt that he engineered.

Daniel Marx, who served as vice-minister under Mr Cavallo at the time of the default, agrees that the insistence on austerity in Greece is a mistake.

“What is hard for the IMF to understand is that very often it’s about more than just fiscal policy. You have to look at a much broader picture,” says Mr Marx, stressing the importance of restoring confidence and stabilising the economy to reverse capital outflows.

Although both Argentina and Greece have suffered from failed creditor programmes that resulted in banking crises, there are significant differences between the origins and complications of each situation. Argentina was an isolated but resource-rich developing country with its own currency that it had pegged to the dollar; Greece is a relatively wealthy if import-dependent country belonging to a strict monetary union backed by powerful nations that it will be tough to leave.

Crucially, the bulk of Argentina’s debt was held by the private sector, while Greece’s debt is mainly public money, says Mario Blejer, a former IMF economist who took over Argentina’s central bank at the depth of the crisis in 2002.

Therefore, while a restructuring of Greece’s debt may be uncomfortable, it is unlikely to encounter the problems that Argentina did with its so-called “holdout” creditors — a group of hedge funds who refused the terms of its debt restructurings, leading to a torturous legal dispute that is still blocking the country’s access to the international capital markets.

Moreover, Mr Blejer argues that the money printed each month by the ECB through its quantitative easing programme — about $50bn — would be enough to fix Greece’s problems.

“It’s not a financial problem, unlike the case of Argentina where the money was simply not available,” says Mr Blejer. “My conclusion is that this is a political issue.”

Copyright &copy «The Financial Times Limited«.
«FT» and «Financial Times» are trade marks of «The Financial Times Limited».
Translation for Finanzas para Mortales with the authorization of «Financial Times».
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