Las cifras del mayor debate electoral de la historia

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El primer debate entre los dos candidatos a la próxima presidencia de Estados Unidos se celebró el pasado 26 de septiembre. La demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump tuvieron su cara a cara en la universidad neoyorkina de Hofstra, en Hempstead (Long Island). Dividido en seis secciones de 15 minutos cada una, fue moderado por el periodista de la NBC, Lester Holt. Con una audiencia superior a los 100 millones de espectadores, el debate ya ha sido calificado como el mayor espectáculo político del mundo, sólo superado por un evento deportivo, la Super Bowl, con 112 millones de espectadores. La fecha rememoraba los 56 años del primer debate televisado de la historia entre John F. Kennedy y Richard Nixon que se celebró en esa misma universidad en 1960 y que fue visto por 70 millones de espectadores.

La elección del lugar, la universidad privada de Hofstra, no es fortuita. Fue seleccionada entre varias candidatas por la Comisión de Debates Presidenciales gracias a su aportación económica: unos cinco millones de dólares donados, principalmente, por dos personas: el promotor inmobiliario David S. Mack y el ex consejero delegado de Pantone Lawrence Herbert. El presupuesto se destina a telecomunicaciones, infraestructura y seguridad. A cambio, la universidad consigue publicidad, posicionamiento y visibilidad, además de prestigio entre sus propios alumnos, de los que alrededor de 300 asistieron al debate. Entre sus ex alumnos destacados se encuentran el director de cine, Francis Ford Coppola, y el defraudador y exfinanciero ahora encarcelado, Bernie Madoff.

La cita comenzó a las 21:00 horas en el estado de Nueva York (3:00 horas de la madrugada en España) y pudo verse por internet en Youtube y en las webs de las principales cadenas de televisión. En España, a través del canal 24 Horas de TVE.

Dos días antes, las encuestas le daban a Clinton el 45,9% de la intención de voto y a Trump el 41,6%. El resultado era, pues, crucial especialmente para el 20% de la población que aún se declaraba indecisa. Sobre la personalidad de ambos ya se ha dicho de todo durante el año y medio que dura la carrera presidencial en Estados Unidos. La senadora aportaba su larga experiencia de 30 años en política; el magnate inmobiliario, su dinero y la popularidad alcanzada como showman y autor de controvertidas opiniones. No hubo excentricidades ni frases fuera de tono: Clinton se mantuvo sonriente y segura; Trump, contenido. El debate fue tenso, sobre todo cuando se habló de economía y empleo, seguridad y terrorismo y conflictos raciales.

En el bloque dedicado a la economía y el empleo, Clinton abogó por subir el salario mínimo, igualar los salarios entre hombres y mujeres e implantar medidas de conciliación familiar para conseguir una economía más justa para todos. Trump prometió recuperar el empleo, reduciendo el impuesto de sociedades del actual 35% a un 15% y renegociar los acuerdos comerciales para aumentar los impuestos de las empresas extranjeras que operan con EE.UU.

En los temas de seguridad y terrorismo, Clinton expuso un plan contra el Dáesh, su promesa de acabar con la presencia de la organización terrorista en Irak en un año y la colaboración de Estados Unidos con otros países. Trump defendió la OTAN pero también un canon de los aliados por la protección que les ofrece EE.UU. No habló del muro que quiere construir en la frontera mexicana ni del uso de armas químicas debido, en parte, a las reacciones que ha provocado en otras ocasiones.

En cuanto a los conflictos raciales, que han vuelto al primer plano con los últimos acontecimientos en Okalhoma, Tulsa o Charlotte, Clinton reconoció que la raza sigue siendo un condicionante y se mostró partidaria de reconstruir la confianza entre los afroamericanos y la policía mientras que Trump ofreció mano dura contra las bandas de emigrantes ilegales.

Finalmente, todos los medios de comunicación coincidieron en dar la victoria a Hillary. Pero aún queda mucha batalla hasta el 8 de noviembre, cuando se celebren las elecciones presidenciales definitivas. Los candidatos se volverán a enfrentar en dos ocasiones más, el 9 de octubre en la Universidad Wahsington de San Luis (donde se enfrentarán a preguntas de los ciudadanos) y el 19 de octubre, en la Universidad de Nevada, Las Vegas. También los aspirantes a la vicepresidencia, el demócrata Time Kane, gobernador de Virginia, y el republicano Mike Pence, gobernador de Indiana, se verán las caras el 4 de octubre en la Universidad de Longwood, en Farmville (Virginia).

Muchas cosas pueden pasar en el mes de octubre así que los resultados finales seguirán siendo un enigma. El sistema de voto en Estados Unidos es indirecto, lo que significa que los votantes elegirán el día 8 a los compromisarios o electores para que éstos voten en su nombre. Hay 538 compromisarios (dependiendo de la población de cada estado) y, para ganar la presidencia, se necesita el voto de 270. Esa votación se celebrará el 19 de diciembre. El ganador deberá ser ratificado en el Congreso y jurar su cargo sobre la biblia el 6 de enero para, finalmente, ser investido como el 45º presidente de Estados Unidos, el 20 de enero.

Autora: Elvira Calvo (28 de septiembre 2016)

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