Los incendios forestales nos cuestan a todos

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Los incendios forestales nos cuestan a todos

21/08/2013 | FxM – Nacho Sainz-Ezquerra

Año tras año, o mejor dicho verano tras verano, vemos multitud de incendios que se originan en nuestros bosques. Pero he querido entrar en un análisis más en profundidad sobre estos hechos. ¿Cuánto dinero nos suponen estos incendios? ¿Qué consecuencias económicas originan?

La madera es la segunda materia prima, por detrás del petróleo, en volumen de facturación a nivel mundial. Hay gente que invierte en el sector forestal, pero esto es una inversión a largo plazo. Es más, la madera se puede revalorizar hasta un 8% al año. Pero no vale con dejar que los árboles crezcan sin más, puesto que es necesario su mantenimiento. Se tienen que ir cortando los ejemplares más pequeños para que los grandes puedan crecer mejor. A este proceso se lo conoce como servicultura.

El 36% de la superficie de España está formada por bosques. La mayor parte del terreno forestal está en manos privadas. De hecho, la Confederación de Organizaciones de Servicultores de España (COSE) afirma que el 99% de las propiedades familiares tienen entre 2 y 10 hectáreas. En estos casos, son los propios propietarios los que deben hacer frente a importantes gastos para poder mantener el monte. Es más, la ley les obliga a limpiar el bosque con el fin de prevenir incendios. Pero en ocasiones estas tareas de limpieza suponen unos costes de entre 2.000 y 4.000 euros, que no pueden asumir directamente, por lo que se establecen diferentes formas de asociacionismo para disminuirlos.

Esta Confederación dice que sólo se aprovecha un 30% del bosque español con el fin de obtener rendimientos en cuanto a la venta de la madera, encontrándonos muy por detrás de algunos de los países del norte de Europa, en donde la productividad de los bosques asciende a 13 metros cúbicos por hectárea al año, mientras que en España apenas se llega a los 2 metros, claro que también es cierto que el tipo de bosques es diferente. Actualmente, tras la caída de la construcción la venta de madera se destina principalmente para pasta de papel y palés.

¿Pero qué ocurre cuándo hay un incendio?
Cuando hay un incendio todo se destruye. El fuego no entiende de si es un bosque privado o público, de si hay robles, eucaliptos o cualquier otra especie, de si está limpio o no; bueno, esto tal vez sí. La posibilidad de que se produzca un incendio, así como sus consecuencias, se reducen en el caso de que el bosque se encuentre convenientemente limpio.

Según el propio Ministerio de Medio Ambiente, cada hectárea que se quema supone por término medio la friolera de unos 3.000 euros. El precio de extinción de un incendio no es igual para todos los casos, puesto que depende de múltiples factores como la orografía, el tipo de flora que se queme, la cercanía o no a núcleos de población, etc.

Los medios más caros son los aéreos, pero también son los más efectivos, puesto que pueden llegar a zonas a las que al personal de tierra le resulta imposible. La simple salida de una cuadrilla con un vehículo ligero sale por 287 euros la hora. El vuelo de uno de los helicópteros que más agua puede descargar, concretamente el Kamov, cuesta más de 3.000 euros la hora.

Todos los medios que se utilizan en la extinción de incendios son contratados por las propias Comunidades Autónomas, y de hecho cada Comunidad tiene sus propios brigadistas a disposición para cualquier tamaño de incendio que se pueda producir. El gasto total ascendió a 721 millones de euros en 2006, de los cuales unos 40 millones se destinan a la inversión en helicópteros, tal y como afirma la Asociación Española de Compañías Aéreas. Por ejemplo, este mismo año 2013 la Comunidad de Madrid se ha gastado más de 13 millones de euros. Pero si lo están pagando los ayuntamientos, en definitiva los estamos pagando todos los ciudadanos mediante nuestros impuestos.

Ahora bien, cabe decir que en el caso de que se compruebe que el incendio ha sido intencionado y se haya conseguido dar con el culpable, se le intentarán reclamar todos los gastos del mismo.

Pero no sólo quedan ahí los perjuicios que puede provocar un incendio. Cuando se produce un incendio todo el “humus” (sustancia orgánica depositada en el suelo de los bosques) y las cenizas son arrastradas hacia manantiales y acuíferos con las primeras lluvias. Esto en ocasiones puede provocar la contaminación de los acuíferos, perjudicando al agua potable, al agua de regadío, a los animales, etc.

Otra de las consecuencias son la cantidad de gases de efecto invernadero que se emiten a la atmósfera. Los árboles son almacenes de carbono, y cuando se queman todos esos gases van a parar al aire, contribuyendo a aumentar el efecto invernadero.

Además, están todos los perjuicios económicos que tendrán los diferentes pueblos y ayuntamientos a los que ha afectado el incendio. Pongamos el caso de un pueblo situado en un paraje lleno de árboles, con varias casas rurales, hoteles, empresas de turismo activo, etc. Si un incendio destroza todo ese medio ambiente, puede ocurrir que la gente ya no quiera ir a ese sitio para disfrutar de unos días de relax ya que sólo va a ver desolación, y no el típico paisaje de postal. Esto provocará que los alojamientos rurales vean reducido su nivel de ocupación, y al hilo de un anterior editorial (¿A dónde te vas a ir de vacaciones? ¿Sabes qué es mejor para la economía?) esto provocará menores ingresos, y puede incluso que hasta más paro en la zona. O en el caso de las empresas de mu
ltiaventura, puede que incluso hasta desaparezcan. A su vez los ingresos de los ayuntamientos se reducirán por la parte correspondiente del impuesto sobre beneficios.

En definitiva, un “simple” incendio tiene unas consecuencias económicas mayores de las que nos podemos imaginar. Todos debemos prevenirlos, en la medida en que sea posible: un bosque sin fuegos es un bosque rentable.

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