El mercado en alza de la cerveza artesanal

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En España se consumen más de 3.300 millones de litros de cerveza al año (50 litros por persona y año) que producen seis grandes compañías, según la patronal de Cerveceros de España. Frente a ese dato, otro: los españoles estamos poniendo de moda otro tipo de cerveza, la artesana. En concreto, consumimos 100 millones de litros. Apenas un 1% de la producción total que, sin embargo, ya deja atisbar que estamos ante un mercado en alza. De hecho, se sabe que existen más de 300 microfábricas de cerveza de autor repartidas por toda la geografía española, algunas con presencia en ferias y con premios internacionales de renombre.

Además de los pequeños productores, con marcas específicas o consumo local, las grandes marcas están lanzando sus propias enseñas, para no perder cuota de mercado y para adaptarse a los nuevos gustos de los consumidores. Los ejemplos más recientes los tenemos en Constellation Brands, propietaria de Corona, que en noviembre compró a la californiana Ballast Point, de producción artesanal; Heineken, que, en septiembre, se hizo con el 50% de la propiedad de Lagunitas; o la española Mahou San Miguel que hace más de un año adquirió el 30% de la pionera en cerveza artesanal, Founder, de Michigan, actualmente con más de cien puntos de venta en nuestro país. La empresa acaba de presentar resultados el pasado 1 de junio, con una clara apuesta por la cerveza artesanal.

La cultura cervecera crece y con ella el boom por la cerveza artesanal, craft beer en inglés, todo un fenómeno en EEUU donde ya representa el 15% de la cerveza consumida. Atraídos por la tendencia, y según algunos expertos, en España podríamos alcanzar, en cuatro años, un 20% del consumo total de cerveza.

En Europa, hay muchos países con tradición cervecera, en producción y en consumo: Bélgica, Alemania, Francia, Reino Unido y Polonia son claros ejemplos. En Alemania, por ejemplo, se consume el doble de cerveza que en España, donde el vino sigue siendo nuestra seña de identidad. A pesar de eso, somos el cuarto productor europeo y el décimo mundial.

En concreto, la cerveza artesanal se ha puesto de moda gracias a las iniciativas de muchos emprendedores conocedores de la tradición europea y de foodies que la adoran por su variedad de sabores y por su capacidad de maridaje con algunos platos exquisitos.

La cerveza artesana, además de negocio, se ha convertido en un emblema ecológico. Es artesana porque se hace a mano y, además, al modo tradicional: se muele, se macera, se cuece y se fermenta con productos naturales y sin conservantes. Ese proceso no genera residuos desechables: el azúcar sobrante de la malta de cebada sirve para alimento a las ovejas; incluso, en algunas zonas, el lúpulo también puede utilizarse para el cultivo de champiñones.

Después de 5 años en los que han ido aumentado las ventas, la producción de cerveza de autor ha sorteado la crisis y 2015 fue el año de la cerveza artesana al superar los 100 millones de litros. No puede decirse que su consumo se haya generalizado, pero sí su cultura. Ha ganado posiciones como producto de consumo de gama alta y, junto a la premium y la variedad sin alcohol, ha conseguido fragmentar el mercado copado, en los últimos 10 años, por la cerveza rubia de toda la vida. Queda camino por recorrer, pero el disparo de salida ya se ha realizado. Lo que está claro es que se dirige a un mercado diferente, donde la proximidad, el cuerpo o el sabor son factores claves.

Si el mayor consumo de cerveza rubia se da en Andalucía y Extremadura, la cerveza de autor parece tener más éxito en las zonas urbanas. En ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia empiezan a proliferar restaurantes que cuentan con fábrica de cerveza artesanal en el propio local, los llamados brewpubs, una tendencia en la que críticos gastronómicos y foodies tienen mucho que ver.

Si eres adicto a la cerveza artesana, estás de moda. Si aún no la conoces, llega el momento ideal para probarla y conocer sus propiedades: es sana, natural y cardiosaludable, disminuye los triglicéridos y el colesterol LDL, reduce la coagulación de la sangre y mejora la densidad ósea. Con la llegada del verano, nada más rico que una cerveza bien fría, ¿a qué sí?

Autora: Elvira Calvo

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