¿Qué es la rentabilidad?

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El mundo tiene recursos limitados, pero infinitud de oportunidades. Decidir qué elección tomar, resulta complicado si no se contextualiza. Se puede comprar una casa para, posteriormente, alquilarla o invertir ese mismo dinero para abrir un nuevo negocio. ¿Cuál es la mejor opción? Saberlo resulta complejo. No obstante, la rentabilidad aparece como un buen indicador para homogeneizar las distintas opciones y determinar cuál es preferible.

La definición más técnica y sencilla de rentabilidad es el resultado de dividir el “beneficio obtenido” entre el “capital invertido”. Supongamos que en el supuesto anterior, la compra de la casa asciende a 100.000 euros y la puesta en marcha del local, incluyendo los gastos asociados a la actividad, es de 190.000. Tras un estudio de la estimación de ingresos que va a producir cada opción, se desprende que en un año la vivienda genera unos ingresos de 10.000 euros y el negocio de 17.000 euros.

A primera vista, montar el negocio parece la idea más lucrativa, pero si se comparan sus rentabilidades el escenario cambia. La compra de la vivienda para su posterior alquiler presenta una rentabilidad del 10% (tras dividir el beneficio de 10.000 entre el capital invertido de 100.000) frente al 8,9% (17.000 entre 190.000) del negocio.

La rentabilidad en las finanzas

A la hora de invertir, siempre resulta interesante apoyar cualquier idea o presentimiento con ratios financieros, para que de esta forma la decisión final sea más madura. En el punto anterior, se ha visto la rentabilidad en su concepto más simple, pero es un término que se puede exprimir aún más. Es ahí donde aparecen la rentabilidad financiera y la rentabilidad económica.

Imaginemos que finalmente se decide montar un negocio que vende libros y cursos sobre educación financiera. Los datos sobre la actividad son éstos:
– Ingresos: 212.500 euros
– Gastos: 190.000 euros
Activos: 250.000 euros (Puede incluir préstamos monetarios)
– Fondos Propios: 150.000 euros

La Rentabilidad Económica mide la capacidad que tienen los activos (bienes y derechos como son los mostradores, estanterías, derechos de cobro sobre clientes, etc.) para generar el beneficio bruto (aquel beneficio en el que no se descuentan los intereses e impuestos que hay que pagar sobre el propio beneficio). El beneficio bruto o beneficio Antes de Intereses e Impuestos (BAII) es la diferencia entre los ingresos y los gastos. En este caso es de 22.500 euros (212.500 menos 190.000)

Rentabilidad Económica= Beneficio Bruto / Activo Total = 22.500 / 250.000 = 9%

Por otro lado, la Rentabilidad Financiera es el rendimiento que se obtiene al realizar inversiones. La rentabilidad financiera no tiene en cuenta la deuda utilizada para generar beneficios, a diferencia de lo que ocurre con la rentabilidad económica que sí incluye los préstamos monetarios ya que tiene en cuenta todos los activos. Es decir, si un socio entra en el negocio, la rentabilidad financiera determina la ganancia que obtiene sobre el capital que ha aportado. Además, esta rentabilidad se calcula sobre el beneficio neto (beneficio final que se obtiene tras quitar los intereses e impuestos).

Si los impuestos sobre el beneficio bruto son del 25%, el beneficio neto es 16.875 euros.

Rentabilidad Financiera= Beneficio Neto / Fondos propios = 16.875 / 150.000 = 11%

Tras el estudio de las rentabilidades, viene una cuestión importante, el apalancamiento financiero o el efecto palanca. Esto hace referencia a la deuda y, en concreto, sobre si es mejor endeudarse para comprar nuevas máquinas o muebles para nuestro negocio o, sin embargo, es preferible hacerlo con dinero ahorrado. La mayoría suele preferir hacerlo mediante el dinero propio y así evitar endeudarse.

Sin embargo, si se sabe cuánto es la rentabilidad económica (9%) de nuestro negocio y el coste que va a suponer la deuda (5% por ejemplo), se puede determinar que es preferible endeudarse porque la rentabilidad económica es superior al coste de la deuda y, por lo tanto, supone un apalancamiento financiero positivo. Asimismo, es importante determinar que al igual que el apalancamiento tiene un efecto multiplicador sobre el beneficio también lo tiene sobre las pérdidas. La rentabilidad no es estática y cambia en función de la salud del negocio por lo que, si la rentabilidad baja, podría generar una situación de insolvencia.

El mundo de las finanzas precisa de muchos cálculos matemáticos para determinar cuáles son las mejores opciones. Sin embargo, hay otros factores, externos a la lógica numérica, como puede ser la psicología humana. Es decir, si hay una creencia generalizada de que una economía irá bien, se invertirá en ella sin hacer especial hincapié en los datos económicos. Pero usar solo la intuición es un riesgo que hay que evitar correr. Saber qué rentabilidad arroja una determinada decisión, es un apoyo importante para determinar cuál es la opción más conveniente.

Autor: Daniel Moreno (14 marzo 2018)

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