Las previsiones de aumento de más de un tercio de la demanda de energía en 2035 y un incremento de las necesidades alimentarias que en 2050 se elevarían un 70%, han hecho recobrar importancia a los recursos naturales y alimenticios. El rendimiento medio de los cultivos ha caído por el progresivo agotamiento de los recursos y la tierra disponible para la producción parece haber tocado techo, convirtiendo a algunos países pobres en escenario de la competición internacional por el control de recursos como la tierra, el agua. Esa recobrada importancia de las materias primas y naturales ha llegado a convertirlas en activos de inversión y ha llevado a desarrollar una estrategia de crecimiento impulsada por la explotación de los recursos naturales en los países denominados CARBS (Canadá, Australia, Rusia, Brasil y Sudáfrica) que junto con otros como Chile y Perú suponen entre el 25 y el 50% de la producción mundial de metales, minerales y recursos naturales.
