¿Serían más rentables los cines si el precio de las entradas fuera menor?

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¿Serían más rentables los cines si el precio de las entradas fuera menor?

13/11/2013 | FxM – Alexandra Helguera

El cine es una actividad cultural cuyas primeras exhibiciones en nuestro país tuvieron lugar a finales del siglo XIX, concretamente en las ciudades de Madrid y Barcelona. Sin embargo, no fue hasta 1927, con la introducción del sonido, cuando aumentó su popularidad puesto que ya no sería necesario saber leer para disfrutar de una película.

Desde entonces y hasta la actualidad, el cine ha sido uno de los grandes pasatiempos familiares y muchas veces motivo de reunión social. Y es que si el film es bueno, uno puede ‘meterse’ tanto en la película que no sólo consigue desconectar de sus preocupaciones, sino que durante un par de horas puede que le afloren sentimientos de tristeza, alegría o miedo que hagan descontrolar sus lagrimas, su risa o incluso sentir algún susto que le acelere el pulso.

“El cine gusta mucho”, dice Enrique González Macho, Presidente de la Academia de Cine. Y así se ha demostrado el pasado mes de octubre de 2013 durante la celebración de la 5ª Edición de la Fiesta del Cine en España. En tres días, más de 1,5 millones de personas pudieron ver alguna de las películas ofertadas en las carteleras de los cines adheridos por 2,90 euros, en un momento en el que el precio medio de la entrada está en 6,70 €. Importe al que muchos espectadores tienen que añadir el gasto en hábitos vinculados al cine, como es por excelencia el de las palomitas de maíz.

Fue a raíz del Crack del 29’, años en los que el cine era uno de los pocos entretenimientos del ciudadano, cuando pequeños emprendedores empezaron a vender palomitas en la puerta de los cines. Décadas más tarde, con la escasez de azúcar, el hábito se consolidó dejando atrás a otros competidores.

Las grandes productoras conocidas como Las Majors; Warner Bros, 20th Century Fox, Paramount, Columbia Pictures, MGM o Universal Studios, encontraron en estas prácticas arraigadas al cine parte de sus beneficios. Y ahora en la actualidad forma parte del negocio poner a prueba la fuerza de voluntad de los espectadores ante las palomitas de maíz y algunos refrescos. Es una realidad que gran parte de ellos caen en la tentación y el precio total de la ‘tarde de cine’ duplica casi al de la entrada de la película.

Quizás es por esto que las estadísticas de la asistencia de público a las salas durante la rebaja de los precios de la Fiesta del Cine, son escalofriantes; un 663% más de espectadores acudieron al cine ese lunes, martes y miércoles con respecto a una semana normal, por lo que Enrique González Macho, apuesta por “intentar adecuar al máximo posible los precios de las entradas del cine a la demanda, en la medida en que se pueda”. Pero recuerda que el 25% de la cuantía son impuestos.

Además, hay datos de que 1,8 millones de personas se registraron de manera gratuita para conseguir la acreditación que daba paso a la oferta. Esta participación es superada casi en un millón de personas en relación con la de la 4ª Edición, en la que había que comprar una entrada de cine al precio habitual para conseguir posteriormente el descuento en la Fiesta del Cine.

Todo indica que efectivamente el cine gusta mucho, pero al fin y al cabo es una actividad de ocio que de no rebajarse en esta época de crisis económica, son muchos los que prefieren sustituirla por alternativas a precios módicos, por lo que en los últimos años están surgiendo actividades cinematográficas en salas más pequeñas o menos comerciales donde se promueven ciclos de cine sobre épocas y temáticas variadas en vez de exhibir las películas del momento de las grandes productoras.

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