Vuelve la sed por el petróleo en los países ricos

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Vuelve la sed por el petróleo en los países ricos

28/09/2017 | David Sheppard y Anjli Raval (Financial Times)

Una década de esfuerzos para reducir el consumo de petróleo en los países industrializados está en riesgo de darse la vuelta, conforme los bajos precios del combustible impulsan la demanda y estimulan a los conductores a regresar a los grandes coches devoradores de gasolina.

Las cifras de la Agencia Internacional de Energía (AIE) y otros estudios demuestran que la demanda de Petróleo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que había caído entre 2005 y 2014, ha crecido rápidamente durante los últimos tres años después de que los precios del petróleo hayan caído a niveles históricos, desde algo más de 100 dólares por barril hasta aproximadamente los 55 dólares en la actualidad.

Si la tendencia continúa, aproximadamente el 62% de la reducción en el consumo de petróleo de la OCDE desde 2008 habrá compensada a finales del próximo año, a pesar de que los gobiernos tienen el objetivo de ahorrar combustible, disminuir la contaminación ambiental y reducir la dependencia de las importaciones de crudo.

El cambio en la demanda de petróleo ha sido inconfundible. El uso de petróleo en la OCDE alcanzó un máximo de 50,4 millones de barriles diarios en 2005, antes de caer casi en un 10% hasta 2014, conforme la subida de los precios afectaba el consumo.

Desde entonces, la demanda en esos países ricos ha aumentado a un ritmo promedio anual de alrededor de 400.000 barriles por día, según muestran los datos de la AIE, y se prevé que llegue hasta los 47.4 millones de barriles diarios el próximo año. Esta cifra se está acercando a un nivel registrado hace una década, antes de que un máximo histórico del precio del petróleo cercano a los 150 dólares por barril llevara a los gobiernos a priorizar la eficiencia de combustible.

Michael Cohen, analista de Energía de Barclays en Nueva York, dijo que los precios más bajos han desempeñado el papel más importante en el cambio al influir en el comportamiento de los consumidores.

«La mejora constante durante varios años en el rendimiento promedio de combustible de los vehículos se ha detenido en gran medida».

Aunque las emisiones globales han permanecido estables, encabezadas por EEUU debido al cambio de carbón a gas, el aumento del uso del petróleo podría representar una amenaza potencial para esta tendencia.

El auge de los coches eléctricos e híbridos, desde el Model X de Tesla hasta el Toyota Prius, ha generado titulares por su potencial para cambiar la relación entre los automóviles de motor y el uso de petróleo. Pero muchos analistas dicen que está eclipsando la realidad a día de hoy.

La consultora de energía FGE dice que en el primer semestre de 2017 por cada nuevo coche eléctrico que llegó a las calles de EEUU, los estadounidenses compraron 60 nuevos vehículos utilitarios deportivos devoradores de gasolina. En China, la proporción fue de 30 nuevos vehículos utilitarios por cada coche eléctrico, y 25 en Europa.

Este agosto, el Departamento de Energía de EEUU estimó que la demanda de gasolina del país había alcanzado un nuevo récord de 9,9 millones de barriles por día.

Para los productores y las refinerías de petróleo, el aumento de la demanda ha sido una bendición.

El crecimiento de la demanda total, que incluye los más de 1 millón de barriles por día de aumentos del consumo anual que se ha visto en los mercados emergentes, ha ayudado al cártel petrolero de la OPEP y sus aliados como Rusia en sus esfuerzos por reducir el suministro de petróleo.

La producción de esquisto estadounidense, la cual impulsó la caída de los precios en el año 2014, nuevamente ha amenazado con inundar el mercado a principios de 2017, pero los precios internacionales del crudo se han estabilizado desde entonces por encima de los 50 dólares por barril, algo que muchos analistas atribuyen a las evidencias de un consumo creciente.

Las refinerías de petróleo, apresuradas para convertir el exceso de crudo en una mayor demanda de combustibles, han experimentado un aumento de los márgenes de beneficio.

Algunos grupos de ecologistas dicen que los gobiernos deberían haber utilizado el periodo de descenso de los precios del crudo para introducir mayores impuestos minoristas sobre la gasolina con el fin de combatir los efectos negativos del aumento del uso de petróleo.

Otros se muestran relativamente optimistas, argumentando que el repunte es probablemente sólo una irregularidad, teniendo en cuenta el comportamiento de otras tendencias a más largo plazo.

Charlie Kronick, activista de alto nivel de Greenpeace, dijo que un esfuerzo por parte de los grandes consumidores asiáticos — China e India, en particular — para prohibir los coches de gasolina y diésel haría más que cualquier política del mundo occidental.

«La verdadera cuestión no es qué sucederá en 2018, sino lo que sucederá en las décadas posteriores al año 2020″.

Thirst for oil returns in wealthy nations

28/09/2017 | David Sheppard y Anjli Raval (Financial Times)

A decade’s worth of efforts to cut oil consumption in industrialised countries is at risk of being reversed, as low fuel prices boost demand and send motorists flocking back to larger gas-guzzling cars.

Figures from the International Energy Agency and other forecasters show OECD oil demand, which declined between 2005 and 2014, has been growing rapidly for the last three years after oil prices crashed from above $100 a barrel to about $55 today.

If the trend continues, roughly 62 per cent of the reduction in OECD oil consumption since 2008 will have been reversed by the end of next year, despite governments targeting fuel efficiency, alleviating air pollution and cutting reliance on foreign crude.

The oil demand turnround has been marked. Oil use in the OECD peaked at 50.4m barrels a day in 2005 before falling by almost 10 per cent up to 2014 as higher prices crimped consumption.

Since then demand in these wealthier countries has expanded at an average annual pace of about 400,000 b/d, IEA data show, and it is forecast to reach 47.4m b/d next year. This is approaching a level seen a decade ago, before an oil spike to a record level near $150 a barrel led governments to prioritise fuel efficiency.

Michael Cohen, an energy analyst at Barclays in New York, said while demand was growing alongside a broader economic pick-up in North America and Europe, lower prices had played the biggest role in the shift by influencing consumer behaviour.

“The steady improvement we were seeing for a number of years in average vehicle fuel efficiency has largely stopped,” Mr Cohen said.

While global emissions have flatlined, led by the US because of coal-to-gas switching, rising oil usage could pose a potential threat to this trend.

The rise of electric cars and hybrids, from Tesla’s Model X to the Toyota Prius, have generated headlines for their potential to overhaul the relationship between motor cars and oil use. But many analysts say it is overshadowing today’s reality.

FGE says that in the first half of 2017 for every new electric car that came on to the road in the US, Americans bought 60 new fuel-hungry SUVs. In China the ratio was 30 new SUVs to every electric car, and 25 in Europe.

But this August the US energy department estimated it had reached a new record of 9.9m b/d.

For oil producers and refiners, stronger demand has been a boon.

Total demand growth, which includes the more than 1m b/d of annual consumption increases seen from emerging markets, have helped the Opec oil cartel and allies such as Russia in their efforts to tighten up oil supplies.

US shale output, which propelled the 2014 crash, again threatened to swamp the market in early 2017, but international crude prices have since stabilised above $50 a barrel — a move many analysts attribute to evidence of growing consumption.

Oil refineries, rushing to turn the crude glut into higher demand for fuels, have seen profit margins rise.

Some environmental groups say governments should have used the period of lower crude prices to introduce higher retail taxes at the pump to combat the negative effects of rising oil use.

Others are relatively sanguine, arguing that the rebound is likely just a blip given other longer term trends.

Charlie Kronick, senior campaigner at Greenpeace, said a push by big Asian consumers in China and India to ban petrol and diesel cars would do more than any western policy.

“The real issue isn’t what happens in 2018, but what happens in the decades after 2020,” said Mr Kronick.

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